viernes, 19 de junio de 2015

63. Dedal GRAN CANARIA // GRAN CANARIA´s Thimble

Dedal traje típico hombre isla Gran Canaria.
En esta nueva entrada os voy a mostrar unos dedales que en pocas tiendas de la isla de Gran Canaria podéis encontrar, exactamente no puedo deciros la tienda en donde me los han comprado, porque son un regalo de mi amiga Albiña, pero sí que es una tienda de “Artesanía y Souvenir Kactu´s. Gran Canaria“. Así que esta entrada del dedal número 63, y la entrada siguiente del dedal número 64, irán dedicadas a mostraros dos dedales del traje tradicional de la isla de Gran Canaria. Este dedal que os muestro hoy, es de un nuevo material que es el grès. No tenía ningún dedal de este material hasta que me regalaron estos dos. Ahora vamos a pasar a describir un poco el traje tradicional de hombre de la isla.

Con el paso del tiempo, la vestimenta ha evolucionado tanto en su función como en su estética.

Vestimenta masculina, información sacada de la página http://www.culturatradicionalgc.org/
  • La Montera. Es un distintivo del traje tradicional del canario. Es la cobertura de la cabeza, y fue usada en muchas de las Islas. Su origen parece estar en los cascos militares, pero para el caso de Canarias hay que desviar la vista hacia lugares como Galicia, Asturias, Portugal, o Valencia. La suma de todas estas aportaciones dará como resultado la configuración del prototipo que hoy conocemos. Pero no podemos obviar en cuanto a este tema, la influencia que tuvieron los turbantes que usaban los moriscos como complemento de su vestuario. La hechura de la montera la forman: el casco, que es de forma cónica, la visera, que está unida al casco a la altura de la frente, y la capa, que se cose al casco cubriendo el cuello y cerrándose bajo la barbilla. La montera es una prenda generalizada en las Islas dado su bajo coste, y esto es lo que explica que, a pesar de que en Gran Canaria se contaba con una industria sombrerera, la mayoría de los hombres usaran la montera. El interior de la montera estaba forrada normalmente de bayeta o franela encarnada. Lleva también tres borlas de seda negra que se colocaban en las tres puntas de la pieza. Aun así, hay diferentes tipos de monteras. Hay modelos que carecen de capa, otras en cambio, tienen el casco más bajo, y las hay también que tienen el cono más largo, que suelen ser de color pardo o marrón oscuro. El más curioso de los tipos de montera que hay, es aquel que se compone de un largo cono, esto hace que sea uno de los modelos más originales de Gran Canaria, a pesar de su procedencia portuguesa. También se denominaba montera al gorro frigio encarnado que usaban los marineros, de hecho, en Gran Canaria se usarán hasta los años treinta, viéndose como parte de la vestimenta de los viejos” rocotes” del barrio de San Cristóbal. Diferentes autores hablarán de la montera, su forma y uso, pero a pesar de esto, esta prenda va a contar con un surtido grupo de detractores que intentarán ridiculizar su forma.
  • La Camisa. Es una prenda interior que está en contacto directo con el cuerpo, y lo más destacado de esta pieza es su exagerado tamaño. Los modelos conocidos en Gran Canaria solo varían de los de otras Islas, en la forma del cuello y de los puños, que podían ser tanto estrechos como amplios. Además la única diferencia de los modelos populares con los que usaban la gente más adinerada, era la inclusión de elementos como las chorreras de encaje. Normalmente la manga solía ser amplia, y debajo de la axila se le añadía un rombo de tela que permitía mayor movilidad. El tejido más usual para su elaboración es el lino, su coste era más alto cuanto más fino fuera el dicho tejido. Se le denominaba “camisón delgado”, a todas aquellas camisas que fueran elaboradas con un tejido de mayor calidad que el lino. El color habitual de esta prenda es el blanco, a excepción de la que usaban los marineros y pescadores de la Isla que solía ser de colores llamativos como el rojo, amarillo o azul. La hechura de la pieza no es sencilla, a la base del cuello van fruncidos los lienzos delantero y trasero de la camisa. Lleva un refuerzo cuadrado de lino desde el inicio de la bocamanga a la mitad del hombro. A todo esto hay que añadir los retoques como la añadidura de los puños, los refuerzos, etc.
  • La Almilla, Armador y el Chaleco. Las descripciones que recoge el diccionario de la lengua nos remiten a la palabra jubón, que se trata de una vestidura que cubre desde los hombros hasta la cintura, y que está ceñida al cuerpo. La almilla es pues un jubón, y puede tener o no tener mangas. El armador tiene similares características, pero es un término que cayó en desuso. Se trata pues, siguiendo las líneas de las anteriores prendas, de una pieza sin mangas, que se abotona y se ciñe al cuerpo, va desde el pecho a la cintura y se pone sobre la camisa. Al igual que con las chupas, los delanteros se hacían con materiales más ricos, mientras la trasera se elaboraba con telas más baratas. Los tejidos utilizados eran: tafetán, cotonia, paño, género de la tierra, lienzo casero, tapicería, griesete y variedades de seda bordadas. Tanto el forro de los delanteros del chaleco, como la trasera del mismo se hacía de lino. Y el refuerzo de la prenda lo componía un ribeteado con una cinta o cordón. Los colores más usados en la confección de esta pieza de la indumentaria masculina son: azul, negro, marrón, verde, grana, más los listados y los bordados con hilos de seda, plata y oro. El hacerlo con unas determinadas características dependía de la economía de los portadores. En un principio estas prendas no tenían ni cuello ni solapas, posteriormente se fueron incorporando. También se caracterizaran por su abertura delantera. La sujeción de las almillas al cuerpo, inicialmente se hacía con cordones, aunque lo más usual eran los botones: desde los más económicos que eran de hueso, a las “fiscas” de plata y oro, o de plata afiligranada de las clases pudientes. La fisca era la botonadura más común, se trataba de una moneda, aunque de forma irregular, que se acuñaba en Perú.
  • La Manta. Es un elemento de abrigo que usaron, básicamente, los pastores y campesinos de las Cumbres de la Isla. Se confecciona a base de mantas de lana importadas desde Inglaterra. Tiene una hechura sencilla: se dobla por la mitad del largo, aunque eso depende de la altura de la persona, porque el tamaño normal es aquel que llega un poco más abajo de las pantorrillas. La parte doblada se pliega con un hilo fuerte, así se forma un estrecho cuello que se forra de negro. Además todo el borde de la abertura va ribeteado con una cinta negra de terciopelo, hasta abajo. La manta suele ser de color blanco con una serie de listas azules, que normalmente son tres, de las cuales, la central es la más ancha. En Gran Canaria se introdujeron a mediados del siglo XIX. Es una prenda que pueden usar tanto hombres como mujeres.
  • La Faja o Fajín. Es una tira o banda larga, que rodea la cintura y sujeta los riñones y los calzones. El ceñidor o fajín, como también puede ser denominado, es en la actualidad un elemento ornamental, aún así es la última prenda que se abandona del traje tradicional. Otra función de la faja, es la de servir de soporte para colocar la vaina que contiene el naife o cuchillo canario, o bien para portar la tabaquera. El fajín se enrolla con dos o tres vueltas alrededor de la cintura, y en los extremos se deja un trozo de urdimbre sin tejer a manera de flecos. Las fibras más usadas son: la lana, la seda y el algodón. Los colores más usuales para la faja son: negro, blanco, azul y encarnado. A la hora de elaborarlo, se pueden usar tanto los colores lisos como los listados verticales y horizontales.
  • La Nagüeta o Calzoncillo. Es como se denominan en Gran Canaria a los amplios calzoncillos. Se colocan bajo el calzón, pero en verano o en labores de faena se usaban solos, sin nada encima. Se confeccionaban en lino o en lienzo casero. El largo de los amplios perniles dependía del lugar o zona de la Isla: en el sur más largos que en el norte. Remangadas resultan esenciales en la lucha canaria para pegar la agarrada.
  • El Calzón. Se trata de una pieza netamente masculina, que cubre desde la cintura hasta la rodillas. Se divide en dos piernas o cañones para cubrir los muslos. Estos perniles van cosidos en la parte superior a una pretina que rodea la cintura y que se abrocha por delante, donde tiene un alzadón. Por la parte de atrás, tiene una abertura en forma de uve, con ojetes, por donde se pasa un cordón que sirve para ajustar el calzón. Los extremos de los perniles eran abiertos en la parte baja, pero posteriormente, se prolongó dicha abertura por encima del medio muslo, cerrándose con botones de plata, oro o una mezcla de nácar y hueso. La jarretera es la tira de paño, seda o material del calzón, que se sobrepone en el extremo interior de los perniles para sujetarlos a la pierna por medio de una hebilla llamada también, jarretera. Esta hebilla es otra de las escasas joyas del ajuar masculino. Éstas podían ser de plata, oro, e incluso de piedras preciosas. Los tejidos usados en la elaboración de los calzones son muy dispares, de hecho hay una diferenciación entre las materias ricas (damasco, terciopelo y seda), y las más corrientes. El interior de los calzones se forraban de una tela ligera, a la par que fuerte, como el lienzo casero. En el aspecto de los colores, hay un claro predominio de los tonos oscuros como: negro, azul, morado, pardo, encarnado o verde.
  • Las Polainas. Es una pieza de abrigo y adorno que cubría la pierna desde la rodilla al tobillo, además tenía una prolongación que cubría parte del talón del zapato y del empeine. Normalmente se ajustaba por debajo de la rodilla con un cordón de lana. Su uso es prioritariamente masculino, pero en días fríos las mujeres no desdeñaban el utilizarlo. Era corriente ver a los campesinos, labradores y pastores tejiendo sus polainas con las agujas de madera y la madeja de hilo. Para su elaboración se usa un tipo de punto sencillo, variando en el adorno de la unión. El color más usual es el crudo de lana, pero también se usaban el matizado (mezcla de lana blanca y negra), en negro, en azul oscuro y el gris azulado de pura lana tintada. Hay diferentes tipos de polainas: se le llamaba “polaina rabona, mancada o partida” cuando no cubría el empeine. También había polainas de cuero, que eran menos corrientes y que se hacían adaptando el material a la forma de la pierna. Esta se abrochaba con pequeños enganches, o con botones, o bien con un trenzado. De cuero hay otro modelo que se llama “polaina cubana”, que era poco corriente y que solo se usaba para faenas de trabajo, se sujetaba a la pierna con hebillas metálicas. La calceta, es una prenda muy parecida a la polaina, sólo que esta es como una media sin puntera ni talón, se confecciona con lino y cubre desde la rodillas hasta los tobillos.
  • Zapatos. La descripción de los modelos de zapatos se reducen a: los que utilizaban las clases pudientes y los que utilizaban las clases más populares y los de las mujeres de sociedad para los días de fiesta, que solían usar escarpines bordados de seda con hilo de ese mismo material o con hilo de oro o plata. El zapato femenino solía ser un zapato plano, de influencia francesa, aunque luego empezaron a llegar los zapatos de tacón, y estos también serían bordados. Se les añadía unas hebillas de oro o plata, ya que era una pieza indispensable dentro de la dote de las muchachas casaderas. Los zapatos de los hombres se fabricaban con cuero virado o piel vuelta, en diferentes modelos: de caña baja o alta. Los de tipo popular o de faena difieren un tanto de los de la clase acomodada, y los que usaban en los días de fiesta, que se embellecían con hebillas de plata, que frecuentemente se encontraban en las dotes masculinas. La rentabilidad del calzado en Canarias fue fomentada por la Real Sociedad Económica. Los zapateros de Gran Canaria abastecían el mercado, aunque los modelos de las clases populares no tenían un diseño espectacular, su comodidad si que era reconfortante. A la entrada y salida de las ciudades, generalmente al lado de las portadas había poyos, donde tras descansar, los hombres y las mujeres se calzaban para entrar, después de haberse lavado los pies en una acequia o pila cercana, pues los caminos se hacían descalzos. El uso de las alpargatas fue bastante tardío.

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