Plaza de España.
La Plaza de España está en la entrada de la carretera de Ourense a la ciudad de Vigo. Se trata de una plaza que organiza el tránsito de vehículos a su entrada a la ciudad, por medio de varios carriles organizados alrededor de ella.
La Plaza está entre el centro de la ciudad y el puerto, la estación de ferrocarril y la Gran Vía. La Plaza de España tiene un gran diámetro y está presidida por un monumento que, se ha convertido en un símbolo de la ciudad de Vigo.
El monumento de Los Caballos (Os Cabalos, en gallego) fue realizado en 1991 por el escultor Juan José Oliveira Viéitez. Se trata de cinco caballos que ascienden por un torrente de agua en espiral. El monumento, realizado en bronce, con casi 20 metros de altura juega con las curvas y la fuerza expresiva de los animales. A los pies de la escultura hay un estanque de 10 metros de diámetro.
La escultura pretende homenajear a los caballos salvajes que poblaban el monte del Castro en la antigüedad y que aún hoy pueden hallarse en los montes de los alrededores de la ciudad.
Monumento al Trabajo.
El Monumento al trabajo es el gran monumento de Vigo: habla de su orgullo como ciudad industrial, de su gente trabajadora, de su vínculo con el mar… La escultura de “Los Redeiros”, como se la conoce comúnmente, es una de las señas de identidad de la ciudad. Esta obra de Ramón Conde, es uno de los monumentos más llamativos de Vigo, tanto por su tamaño como por la representación épica de los 7 marineros que tiran de una red para sacar los peces del mar.
Instalada al comienzo de la Gran Vía, una de las principales calles de la ciudad, este gran monumento vigués rinde homenaje a las duras vidas de los trabajadores del mar desde sus 8,50 m de alto y sus 3 m de largo.
Islas Cíes.
Las islas Cíes, pertenecientes al municipio de Vigo, forman un archipiélago situado en la boca de la ría del mismo nombre, en las Rías Bajas gallegas, en la provincia de Pontevedra, formado por tres islas: Norte o Monteagudo, Del Medio o do Faro y Sur o San Martiño. Las dos primeras se encuentran unidas artificialmente por una escollera y naturalmente por el arenal de la Praia de Rodas. Están orientadas según un sistema de fracturas paralelo a la costa en dirección N-S. Distan aproximadamente 14,5 km de la ciudad de Vigo. Fueron declaradas parque natural en 1980, y están incluidas en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia creado en 2002.
En febrero del año 2007 el periódico británico The Guardian eligió la playa de Rodas como “la mejor playa del mundo”.
En noviembre del año 2013 el Ayuntamiento de Vigo inició los trámites para que las Islas sean declaradas Patrimonio de la Humanidad.
El archipiélago está formado por tres islas: la Isla de Monteagudo o Illa Norte, la Isla Do Faro o Illa do Medio y la de San Martiño o Illa Sur.
La isla de Monteagudo está separada de la costa del cabo Home, en la península del Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta. Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación de arena en la parte interior del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la playa de Rodas, de 1200 metros. Al subir la marea, el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se llena la albufera formada entre el arenal y las rocas. El pico más alto se encuentra en la zona norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de altitud y tiene una superficie emergida de 434 hectáreas.
Su formación geológica es de finales del Terciario, cuando se produjeron los hundimientos de algunas partes de la costa, con lo que penetró el mar y se crearon las rías. Todas las islas atlánticas son las cumbres de las sierras costeras que quedaron parcialmente bajo el mar y están formadas casi en su totalidad por piedra granítica.
Las tres islas son montañosas con una cara oeste abrupta, con acantilados casi verticales de más de 100 metros y numerosas cuevas (furnas) formadas por la erosión del mar y el viento. La cara este tiene laderas algo más suaves cubiertas por bosques y matorral y se encuentra protegida de los vientos atlánticos, lo que permite la formación de playas y dunas.
Las borrascas atlánticas pasan sobre las islas, descargando al chocar con la costa, por lo que las Cíes reciben más o menos la mitad de lluvia que el resto de la costa de las Rías Bajas.
En 1980 las islas Cíes fueron declaradas como parque natural debido a su alto valor natural de este espacio y al rápido deterioro que estaba sufriendo a causa de las actividades humanas. A lo largo de los años, la situación legal de protección va variando hasta que el 21 de noviembre de 2000, el Parlamento Gallego acuerda por unanimidad pedir al gobierno central la declaración del archipiélago como parque nacional. El Congreso de los Diputados tomó el acuerdo definitivo en julio de 2002, creando el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, formado por un conjunto de archipiélagos, islas e islotes que son las Cíes, Ons, Sálvora, Noro, Vionta, Cortegada y Malveiras.
El parque tiene una parte terrestre y otra marítima que comprende una franja de 100 metros, medidos a partir de la bajamar. En las Cíes está prohibida la pesca submarina desde 1992.
Desde 1988 las islas tienen además la consideración de ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves). También se encuentran incluidas, en el ámbito europeo, en la Red Natura 2000, que desarrolla directivas comunitarias de hábitats y aves.
Los parques nacionales son áreas naturales poco transformadas por la acción humana que, sobre la base de su interés paisajístico, geológico, sus ecosistemas o la singularidad de su flora y su fauna, poseen unos valores estéticos, ecológicos, educativos o científicos por los que merecen una especial protección. En las Cíes están excluidas, por tanto, todas las actividades que alteren o pongan en peligro la estabilidad de los ecosistemas. Se permite la pesca artesanal profesional, siempre supeditada a la conservación de los recursos naturales. Sí se apoyan las actividades tradicionales que hayan contribuido a conformar el paisaje y que sean compatibles con su desarrollo.
Las ZEPAs son zonas a proteger especialmente para evitar la contaminación y el deterioro de los lugares en que habitan y nidifican las aves de forma permanente o en sus migraciones.
En la antigüedad fueron llamadas Siccae (‘áridas’). Desde la antigüedad, los hombres visitaron y habitaron las Islas Cíes. Se han encontrado en las Cíes restos arqueológicos que datan la presencia humana sobre el 3500 a. C., si bien los restos del primer asentamiento humano de que se tiene constancia son un castro de comienzos de la Edad de Hierro. También se tiene constancia de un asentamiento que data de la Edad de Bronce (entre el 500 y el 100 a. C.), es un castro situado en las laderas del monte Faro.
Por allí pasaron los romanos, dejando restos como un anillo de oro datado en el siglo II de nuestra era, así como ánforas, cerámica y diversos útiles que se exponen hoy en el Museo de Pontevedra, así como escritos de Estrabón, Plinio o Diodoro. Existen leyendas que mencionan la presencia de Julio César en su lucha contra los Herminios, como la relatada por Dion Casio en su controvertido libro ‘Historia romana’. Según este, Cayo Julio César tomó parte en diferentes batallas en la Península Ibérica a torno al año 60 a.C.. Una de ellas contra los lusitanos del monte Herminius –hoy Serra da Estrela–, al centro de Portugal, tierra que también vio nacer al guerrero Viriato. Un grupo de estos guerreros lograron escapar al norte y refugiarse en las islas Casitérides de Albiano y Lancia -hoy Cíes, Monteagudo y San Martiño-. Julio César, ávido de victorias, los persiguió y embarcó el 24 de agosto desde el puerto de Erizana (hoy Bayona) al mando de dos galeras y ochenta balsas dispuesto a exterminar a los refugiados. Lo abrupto de la costa y el gran número de enemigos, le hicieron desistir. En la misma playa de Rodas, Julio César se mostró incapaz de doblegar por las armas a los herminios y no le quedó más solución que rendirles por el asedio y el hambre, rodeándola y asentándose en la isla del Medio. Finalmente, dejando atrás muchos muertos y enfermos, los debilitados herminios claudicaron y pidieron la paz. Por fin Julio César pudo desembarcar en las Cíes y allí descansó una temporada.
En la Edad Media fueron habitadas por monjes de diversas órdenes, también estuvieron los Normandos. En el siglo XI estuvieron allí los benedictinos, que las abandonaron y volvieron a finales del siglo XIII. En el siglo XIV se asentaron allí los franciscanos. También pasó por ahí la Orden de Cluny. De esta alternativa ocupación de las islas quedan como prueba los monasterios de San Estevo en la Isla do Faro y de San Martiño en la isla de su nombre, así como una fábrica de salazón sobre cuyos restos actualmente hay construido un restaurante. Las idas y venidas de los monjes eran debidas a que, por su cercanía a la ciudad de Vigo, el archipiélago era frecuentemente atacado y usado como base de operaciones por piratas turcos y normandos, así como armadas invasoras, como por ejemplo la inglesa, comandada por Francis Drake que asoló las poblaciones de la Ría de Vigo. Esta situación dura hasta el siglo XVIII, lo que acaba produciendo su despoblamiento.
A mediados del siglo XIX se construye el primer faro en la Isla do Medio, que acaba llamándose Isla do Faro. En esa fecha las islas ya volvían a estar pobladas por algunas familias de O Morrazo que se dedicaban a la pesca y a la ganadería ovina y caprina.
En los años sesenta las islas se despueblan de nuevo, esta vez definitivamente. En los años setenta y ochenta comienzan a ser utilizadas como destino de descanso al que, sobre todo la gente joven de la zona, acudía en busca de naturaleza, mar, sol y libertad, lejos de la vigilancia social y familiar. Entonces en toda Galicia se practicaba la acampada libre.
La presencia masiva de personas y el resto de agresiones medioambientales, como la importante actividad industrial en la ría, los emisarios submarinos evacuando aguas con escasa o nula depuración… hacen que las islas sufran una rápida degradación.
Actualmente sólo están ocupadas por los servicios del parque, camping y restaurante y el acceso está restringido a un máximo de 2.200 personas diarias.
Las Cíes pueden también testimoniar el hundimiento de pesqueros que en muchas ocasiones se han saldado con la pérdida de numerosas vidas. En Punta da Galeira una cruz recuerda el hundimiento del Ave do Mar de Moaña, que ocurrió en 1956 y arrojó el terrible saldo de 26 tripulantes muertos.
En la madrugada del 28 de enero de 1978 encalla en las Cíes, tras salir del puerto de Vigo, el barco congelador-factoría Marbel. Tras más de doce horas agarrados a las rocas bajo el temporal, son rescatados nueve tripulantes y se da por desaparecidos a 27. El 14 de febrero de 1979 se hunde a 35 millas de las islas el François Vieljeux, con 28 tripulantes a bordo y las esposas de tres de ellos. Sólo ocho son rescatados con vida.
En 1980 son declaradas Parque Natural y desde 1984 son propiedad de la Xunta de Galicia.
A pesar de la protección del archipiélago, éste se ve afectado, como el resto del parque y toda la costa gallega, por la preocupante contaminación existente. Una importante actividad industrial, los emisarios submarinos y el puerto comercial y deportivo de Vigo, con el intenso tráfico que genera, hacen que la ría y la zona estén contaminadas por metales pesados. También se encuentran en varias playas de la ría, concentraciones elevadas de coliformes fecales. Muchas de estas playas pierden arena a excesiva velocidad.
Mención especial merece el tráfico de petroleros frente a la costa gallega, que supone, con su actividad normal, una importante fuente de contaminación, agravada por la frecuente e irresponsable limpieza de sus tanques a su paso. Además, la climatología, lo abrupto de las costas y la escasa atención a la necesidad de renovar las flotas, hacen que con frecuencia se produzcan accidentes de grandes mercantes o petroleros que contaminan gravemente las costas gallegas.
Los más recientes e importantes desastres son los del Polycommander, que se estrelló en las Cíes en 1970 y vertió 50.000 toneladas de crudo; el Urquiola, que embarrancó en La Coruña en 1976 y vertió 20.000 toneladas de crudo; el Andros Patria, que sufrió un incendio a la altura del cabo Ortegal en 1978 y vertió 200.000 toneladas y dejó como saldo la muerte de 34 de sus 37 tripulantes; el Mar Egeo, también en La Coruña, y el Prestige, en 2002.
Puente de Rande.
El puente de Rande es un puente atirantado inaugurado en 1978 que une los municipios de Redondela y Moaña, márgenes del estrecho de Rande, en la ría de Vigo a 9 kilómetros de la ciudad de Vigo y a 18 kilómetros de la ciudad de Pontevedra. Fue proyectado por el ingeniero italiano Fabrizio de Miranda, el español Florencio del Pozo (que también se encargó de la cimentación) y por Alfredo Passaro.
Costó 3658 millones de pesetas en el momento de su construcción. Desde su apertura al tráfico en 1981, han pasado por el 231 millones de vehículos, soportando actualmente un tráfico de unos 50.000 vehículos diarios.
Forma parte de la autopista del Atlántico y se encuentra en el kilómetro 148 de la misma.
Mide 1604 m de longitud total, aunque en esta cifra se combinan los tramos de puente sobre pilares y el puente atirantado propiamente dicho, que mide 694,98 m. El vano central mide 401 m1 y los dos vanos laterales del tramo atirantado miden 147 m1 cada uno. Los dos pilares que sostienen el tramo atirantado tienen forma de H y una altura total de 118,60 m.
En el momento de su inauguración era el puente atirantado de mayor longitud del mundo. Además era el puente, de cualquier tipo, más largo de España, después del puente-Sifón Santa Eulalia de Huelva con una longitud de más de 2000 m. El puesto como mayor puente atirantado de España lo cedió al puente Ingeniero Carlos Fernández Casado (con un vano central de 440 m) en 1983, aunque la longitud total de este es inferior a la del de Rande y en cuanto a longitud total también ha sido superado por otros tipos de puentes. A pesar de ello sigue siendo una obra de ingeniería emblemática de la ría de Vigo.
Debido al aumento de tráfico sobre el mismo y el riesgo de congestión que supone, desde 2011 existía un proyecto aprobado pendiente de ejecución para ampliar el puente con dos tableros laterales por el flanco exterior de los pilares principales, añadiendo de este modo un nuevo carril completamente aislado del resto de la autopista en cada sentido de circulación.
Finalmente, en febrero de 2015 se han iniciado los trabajos de ampliación de los terceros carriles, con una inversión estimada de 107,9 millones de euros.
Este dedal fue comprado en una pequeña tienda de la ciudad de Vigo situada en la Rúa da Baixada da Fonte, no os puedo decir el nombre con exactitud pero si que la tienda estaba situada en esta calle.
(Fecha de adquisición: 28/10/2015)
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