Muralla Romana de Tarragona.
La muralla de Tarragona es una cerca militar de origen romano que rodea el casco antiguo de la ciudad de Tarragona, en la provincia homónima, de la comunidad autónoma de Cataluña. Se trata de uno de los lugares del sitio Patrimonio de la Humanidad denominado “Conjunto arqueológico de Tarraco“, en concreto el que lleva el código 875-001.
Es la construcción más antigua de la Tarraco romana. En un primer momento se trataba de una simple empalizada de madera que tenía como misión proteger la guarnición militar.
La muralla romana se construyó a principios del siglo II a.C., aunque los especialistas aún no se han puesto de acuerdo de si fue durante la 2.ª guerra púnica o posteriormente. Se sabe que sufrió una ampliación a lo largo del siglo II a.C., seguramente durante la formación de la ciudad romana de Tarraco. De esta época se conservan tres torres originales: la de l’Arquebisbe, la del Cabiscol y la de Minerva.
En el 217 y el 197 a.C. fue ampliada y fortalecida con un frontal de piedra de 6 metros y unos 4,5 metros de grosor, con torres en los puntos débiles. Tenía una longitud hacia el siglo III a. C. de unos 4 km. Sin embargo, en la actualidad sólo se conserva alrededor de 1 km y una puerta adovelada original.
Después de la invasión islámica, Tarraco sufrió un despoblamiento paulatino y no fue hasta la ocupación de Ramón Berenguer IV, en el siglo XII que la muralla fuese reutilizada y reparada. De la época moderna y contemporánea se conocen diversas modificaciones y reparaciones, siendo modificada durante la ocupación napoleónica.
Desde de finales del siglo XIX es de propiedad pública y Patrimonio de la Humanidad, y es uno de los símbolos característicos de la ciudad de Tarragona.
Monumento a Els Castellers.
Els castellers es un monumento del escultor Francesc Anglès. A principios de 1999, el Ayuntamiento de Tarragona hizo una encuesta ciudadana para decidir el lugar definitivo que ocuparía la estatua. Los ciudadanos, un factor clave, determinaron la situación actual del monumento, la Rambla Nova.
Este monumento de 4 de 8 de bronce a medida natural fue inaugurado el 29 de mayo de 1999 donde actuaron catorce grupos de castellers. Además de la principal estructura, podemos encontrar representados elementos característicos de una actuación castellera como es un timbaler o el jefe del grupo dando instrucciones a sus castellers.
La creación tiene aproximadamente unos 11 metros de altura y pesa unas 12 toneladas. Formada por un total de 219 figuras, la obra tuvo un coste de 60 millones de pesetas.
En ella podemos ver representados a personajes como Pau Casals, Joan Miró, Pablo Picasso, Joan Antoni Samaranch, el mismo escultor y otros personajes de la vida municipal tarraconense.
Catedral de Santa María de Tarragona.
La Catedral Basílica Metropolitana y Primada de Santa María es una catedral construida en el estilo gótico temprano, existente en la ciudad y provincia de Tarragona, en la comunidad autónoma de Cataluña. Se encuentra situada en la parte más alta de Tarragona, sobre un lugar que ya ocuparon con anterioridad un templo dedicado al culto imperial romano (el templo de Augusto), una catedral visigótica y una mezquita árabe.
En su estado actual corresponde al periodo de transición entre el románico y el gótico.
El 3 de abril de 1905 fue declarada Monumento Nacional.
La ciudad de Tarragona, la antigua Tarraco de época romana, que era prácticamente la capital de los territorios hispánicos, había perdido buena parte de su esplendor tras la caída del Imperio romano como consecuencia de las invasiones germánicas. Ello se acrecentó con la conquista de la ciudad en el siglo VIII por parte de los musulmanes, además de por el hecho de convertirse rápidamente en un territorio fronterizo para la defensa de los territorios islámicos, todo ello hasta su reconquista en el siglo XII por los condes de Barcelona.
En 1154 se instala, por primera vez en la ciudad de Tarragona un arzobispo con residencia permanente, Bernat Tort, llegado desde la Abadía de Saint-Ruf, en la ciudad de Aviñón, hoy en Francia, y que era un territorio que por esas fechas tenía importantes vínculos con los condes de Barcelona. En las ordenaciones que el nuevo arzobispo dicta para regular la vida interna del reducido Capítulo Catedralicio, hace referencia a la construcción que estaba efectuando de una fortaleza para protegerse de las previsibles incursiones musulmanas, fortaleza asentada sin lugar a dudas entre los restos existentes en esa época de edificios de origen romano. Evidentemente esa pequeña fortaleza incluía una primera iglesia catedralicia, iglesia que estaba consagrada a Santa Tecla.
No se tiene información exacta sobre el proceso constructivo de la nueva catedral gótica en la ciudad, puesto que los primeros datos conocidos corresponden a la fecha de su consagración, en 1331. Sin embargo, existen documentos anteriores que atestiguan la realización de las obras, como por ejemplo un legado testamentario que fue efectuado por Pere de Queralt en 1166 o el testamento del obispo de Tarragona, Hugo de Cervelló, quien fuera asesinado en 1171.
Parece, pues, que las obras de la nueva catedral se iniciaron en una fecha imprecisa, pero siempre posterior al año 1171, y que dieron inicio por la cabecera del nuevo templo.
Hay noticias de la existencia de canónicos desde finales del siglo XI, pero la estructuración fue a partir del año 1154 por el arzobispo Bernat Tort, según la orden de San Agustín con monjes venidos del monasterio de San Ruf de Aviñón, orden a la cual pertenecía el obispo y que había impuesto la reforma gregoriana del siglo XI. El papa Clemente VII secularizó a los canónicos de la catedral el 4 de diciembre de 1530.
Para la vida comunitaria se dotó de las dependencias necesarias situadas alrededor del claustro, como el dormitorio, el refectorio, la bodega, la cocina y la sala capitular. Además del prior claustral, se nombraron las figuras del pavorde que administraba los bienes, el arcediano para la ayuda en la celebración de los oficios, el tesorero que se ocupaba de los gastos del culto, el sacristán mayor, que tenía a su cargo el servicio del culto, el camarero que cuidaba del vestuario, el capiscol (o chantre) dirigente del coro, el sub-capiscol que enseñaba los cantos, el hospitalario encargado del hospital de la catedral y el enfermero que cuidaba de la enfermería.
Anfiteatro Romano de Tarragona.
El anfiteatro de Tarraco es un edificio romano construido muy cerca del mar, tras la muralla de la ciudad de Tarraco, capital de la provincia romana Hispania Citerior Tarraconensis. Es una de las localizaciones del lugar Patrimonio de la Humanidad llamado “Conjunto arqueológico de Tarraco“, en concreto con el código 875-007 (actual Tarragona).
Fue construido a finales del siglo II d.C., en un espacio que había sido un área funeraria.
Durante el imperio de Heliogábalo, a principios del siglo III d.C., en el anfiteatro se llevaron a cabo diversas reformas. En conmemoración de este hecho, el podium se coronó con una gran inscripción monumental, de la que se conservan numerosos fragmentos.
El 21 de enero del año 259, en el marco de las persecuciones contra los cristianos en época del emperador Valeriano, fueron quemados vivos en la arena del anfiteatro el obispo de la ciudad, Fructuoso y sus diáconos, Augurio y Eulogio.
Durante el siglo V, y como consecuencia de la política religiosa de los primeros emperadores cristianos, el anfiteatro fue perdiendo sus funciones originarias. Un siglo después se aprovecharon las piedras de éste, sobre todo los sillares de la gradería, para construir una basílica cristiana de tres naves que conmemoró el lugar del martirio de los tres santos de la Iglesia tarraconense. Alrededor del templo se construyó un cementerio con tumbas excavadas en la arena y mausoleos funerarios adosados a la iglesia.
La invasión islámica abrió un período de abandono del conjunto hasta que, en el siglo XII, se erigió sobre los cimientos de la basílica visigótica un nuevo templo bajo la advocación de Santa María del Milagro. De estilo románico y planta de cruz latina, una sola nave y un ábside cuadrángular. La iglesia se mantuvo en pie hasta 1915.
En él se disputaban todo tipo de espectáculos, como la munera (lucha de gladiadores) o las venationes (luchas con animales). También cacerías, exhibiciones atléticas y suplicios de muerte (así como matanzas de cristianos).
Se construyó cerca del mar en la parte baja de la ciudad por su fácil acceso tanto para el público asistente a los espectáculos como para el desembarco en la playa de los animales usados para ellos.
Está colocado en una pronunciada pendiente, aprovechando la roca para recortar parte de las gradas.
En las demás partes donde no se podía aprovechar la topografía, las gradas se levantaron sobre bóvedas. Se combinó el uso de hormigón (opus caementicium) y el de grandes sillares de piedra (opus quadratum).
Se sabe que en determinadas ocasiones se desplegaba una enorme carpa (velum) que protegía a los espectadores del sol.
Debajo de la arena donde se celebraba el espectáculo, en los sótanos inferiores, se hallaban unos montacargas que, mediante un sistema de poleas y contrapesos accionados por tornos, levantaban las jaulas con las fieras, los gladiadores o diversos elementos escenográficos de los juegos. En las fosas o sótanos también había zonas de descanso y de culto.
En la zona norte de la fosa trasversal se encontró una pintura al fresco (hoy conservada en el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona) dedicada a la diosa Némesis, que decoraba una pequeña capilla destinada a la invocación de esta diosa protectora de los gladiadores.
Loba Capitolina.
Esta escultura representa la loba que, según la tradición, amamantó a Rómulo y Remo, míticos fundadores de Roma, que habían sido arrojados al Tíber al nacer.
La loba que hay en Tarragona es una reproducción de la escultura de bronce que se conserva en los Museos Capitolinos de Roma. Fue dada por las autoridades italianas, a través de diversas gestiones del Sindicato de Iniciativa de Tarragona y los Amigos de Roma, como signo de hermanamiento entre las dos ciudades.
Aunque los historiadores creían que la figura del animal era una obra etrusca del siglo V a.C., los últimos estudios concluyen que la obra se fundió en el siglo XIII. En la época del Renacimiento se le añadieron los dos gemelos, obra de Antonio del Pollaiolo.
El símbolo de “la ciudad eterna” llegó en octubre de 1965 guardándose el despacho del vice-cónsul de Italia, mientras se decidía donde se había de instalar. Se propuso hacerlo el 21 de abril siguiente, aniversario de la fundación de Roma, pero la escultura permaneció todo el año 1966 en el despacho.
Como posibles ubicaciones se propusieron el paseo Arqueológico y la avenida de Roma. Este último fue el escogido, y el 21 de abril de 1967 se colocó en la fachada de la Jefatura Provincial del Movimiento, actualmente oficinas de la Administración del Estado.
En 1970 se sacó para hacer una copia para el paseo Arqueológico, y hacia la mitad de la década se retiró definitivamente de la calle. En pocos años de permanecer cerca de la Plaza Imperial Tarraco, se había ensuciado extraordinariamente de humo, polvo y excrementos de pájaros. Había que hacerle una limpieza ya la vez ocultar un testigo de los efectos de la contaminación urbana.
La escultura, que pesa unos 200 kilos, fue instalada sobre una plataforma de hierro en la entrada del Pretorio romano, en abril de 1994. Dos años más tarde, robaron la figura del niño que representa a Rómulo, pero se pudo recuperar poco después, dentro de un contenedor de basura, cerca de Reus. La Nochevieja de 2009 también se robaron las figuras de los dos gemelos, del paseo Arqueológico.
Sin embargo, la Loba capitolina sigue a la entrada del Pretorio y su copia (sin los niños) permanece en las murallas, cerca de la torre del Cabiscol, a pocos metros de la estatua de Agust. En ambos lugares hace una importante función decorativa que nos recuerda, al mismo tiempo, la huella romana en Tarragona.
Balcón del Mediterráneo.
Se encuentra al final de la Rambla Nova, a unos 40 metros sobre el mar y permite una visión privilegiada del Mare Nostrum, el puerto de Tarragona, la playa del Miracle y el anfiteatro. Es un lugar muy querido por los tarraconenses, donde confluyen todos aquellos que, paseando, van a “tocar ferro” (tocar hierro). La baranda tiene una forma inconfundible y se dice trae suerte a quien la toca.
Este dedal como alguno de los anteriores que ya os enseñé, fue comprado en el “Basar Radio Brey, Souvenirs“. Esta tienda está situada en la Plaça de la Font, de la ciudad de Tarragona.
(Fecha de adquisición: 10/07/2015)
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