jueves, 16 de julio de 2015

73. Dedal ÁVILA // ÁVILA´s Thimble

Dedal metal Ávila.
En esta nueva entrada, os voy a mostrar un nuevo dedal de la ciudad de Ávila. En esta ocasión, el dedal que os muestro es un dedal de metal, de los cuales no tenía ninguno de este estilo y colección, pero ya hacía tiempo que andaba detrás de uno. Pues el primero de ellos, es este, y espero poder conseguir alguno más de ahora en adelante. En el dedal podemos observar una imagen de la santa patrona de la ciudad, Santa Teresa de Jesús.

Teresa de Cepeda y Ahumada, más conocida como Santa Teresa de Jesús o simplemente Teresa de Ávila (Gotarrendura, o Ávila, 28 de Marzo de 1515 – Alba de Tormes, 4 de Octubre de 1582), fue una religiosa, fundadora de las carmelitas descalzas, rama de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (o carmelitas), mística y escritora española. Doctora de la Iglesia católica. Junto con San Juan de la Cruz, se considera a Santa Teresa de Jesús la cumbre de la mística experimental cristiana, y una de las grandes maestras de la vida espiritual en la historia de la Iglesia.

Se llamaba Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, aunque generalmente usó el nombre de Teresa de Ahumada hasta que comenzó la reforma, cambiando entonces su nombre por Teresa de Jesús. El padre de Teresa era Alonso Sánchez de Cepeda, hijodalgo a fuero de España, que se encontraba en la Suertes de los Fielazgos en la Cuadrilla de Blasco Jimeno o de San Juan, de la ciudad de Ávila. Algunas teorías apuntan a una hipotética descendencia de una familia judía conversa avecindada por un tiempo en Toledo, aunque procedente de Tordesillas. Alonso casó dos veces. La primera, con doña Catalina del Peso y Henao, tuvo dos hijos: doña María y el capitán Juan Vázquez de Cepeda. Con su segunda esposa, doña Beatriz Dávila y Ahumada, pariente de la anterior, que murió cuando Teresa contaba unos 13 años, tuvo otros diez: Hernando, Rodrigo, Teresa, Juan (de Ahumada), Lorenzo, Antonio, Pedro, Jerónimo, Agustín y Juana.

Según relata la propia Teresa en los escritos destinados a su confesor y reunidos en el libro Vida de Santa Teresa de Jesús, desde sus primeros años Teresa mostró una imaginación vehemente y apasionada. Su padre, aficionado a la lectura, tenía algunos romanceros; esta lectura y las prácticas piadosas comenzaron a despertar el corazón y la inteligencia de la pequeña Teresa con seis o siete años de edad.

En dicho tiempo pensó ya en sufrir el martirio, para lo cual, ella y uno de sus hermanos, Rodrigo, un año mayor, trataron de ir a las “tierras de infieles”, es decir, tierras ocupadas por los musulmanes, pidiendo limosna, para que allí los descabezasen. Su tío los trajo de vuelta a casa. Convencidos de que su proyecto era irrealizable, los dos hermanos acordaron ser ermitaños. Teresa escribe:

En una huerta que había en casa, procurábamos como podíamos, hacer ermitas, poniendo unas piedrecitas, que luego se nos caían, y así no hallábamos remedio en nada para nuestro deseo… Hacía (yo) limosna como podía, y podía poco. Procuraba soledad para rezar mis devociones, que eran hartas, en especial el rosario… Gustaba (yo) mucho cuando jugaba con otras niñas, hacer monasterios como que éramos monjas.
Parece que perdió a su madre hacia 1527, o sea a los 12 años de edad. Ya en aquel tiempo su vocación religiosa había sido continuamente demostrada. Aficionada a la lectura de libros de caballerías.
Comencé a traer galas, y a desear contentar en parecer bien, un mucho cuidado de manos y cabello y olores, y todas las vanidades que en esto podía tener, que eran hartas, por ser muy curiosa… Tenía primos hermanos algunos… eran casi de mi edad, poco mayores que yo; andábamos siempre juntos, teníanme gran amor y en todas las cosas que les daba contento, los sustentaba plática y oía sucesos de sus aficiones y niñerías, no nada buenas… Tomé todo el daño de una parienta (se cree que una prima), que trataba mucho en casa… Con ella era mi conversación y pláticas, porque me ayudaba a todas las cosas de pasatiempo, que yo quería, y aun me ponía en ellas, y daba parte de sus conversaciones y vanidades. Hasta que traté con ella, que fue de edad de catorce años… no me parece había dejado a Dios por culpa mortal.
Afectada por una grave enfermedad, volvió a casa de su padre, y ya curada, la llevaron al lado de su hermana María de Cepeda, que con su marido, don Martín de Guzmán y Barrientos, vivía en Castellanos de la Cañada, alquería de la dehesa que lleva dicho nombre, hoy sita en el término municipal de Zapardiel de la Cañada (Ávila). Luchando consigo misma, llegó a decir a su padre que deseaba ser monja, pues creía ella, dado su carácter, que el haberlo dicho bastaría para no volverse atrás. Su padre contestó que no lo consentiría mientras él viviera. Sin embargo, Teresa dejó la casa paterna, y entró el 2 de Noviembre de 1533 en el convento de la Encarnación, en Ávila, y allí profesó el día 3 de Noviembre de 1534.

Tras entrar al convento su estado de salud empeoró. Padeció desmayos, una cardiopatía no definida y otras molestias. Así pasó el primer año. Para curarla, su padre la llevó en (1535) a Castellanos de la Cañada, con su hermana. En dicha aldea permaneció Teresa hasta la primavera de 1536. En Castellanos de la Cañada habría logrado la conversión de un clérigo concubinario. Entonces pasó a Becedas (Ávila). De vuelta en Ávila, el Domingo de Ramos de 1537, sufrió un paroxismo de cuatro días en casa de su padre, quedando paralítica por más de dos años. Antes y después del parasismo, sus padecimientos físicos fueron horribles.

Esta información está sacada en su totalidad de la Wikipedia.

Este dedal lo conseguí en la misma tienda en donde conseguí el dedal del escudo de la ciudad. Esta tienda está situada en la Plaza de la Catedral y su nombre es “Recuerdos del Nogal“.

(Fecha de adquisición: 14/02/2015)

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