De la mitad de estos lugares, ya os hablé en entradas anteriores con otros dedales, así que en esta entrada, tan sólo me voy a limitar a mencionarlos y a contaros algo sobre los lugares o monumentos de los que no os he contado gran cosa.
En este dedal podemos observar:
- La Plaza Mayor.
- La Cibeles.
- El Oso y el Madroño.
- La Puerta del Sol. La Puerta del Sol es una plaza de Madrid. Aquí se encuentra desde 1950 el denominado Kilómetro Cero de las carreteras radiales españolas. El edificio más antiguo de la Puerta del Sol es la Casa de Correos y en ella destaca el reloj de torre que fue construido y donado en el siglo XIX por José Rodríguez de Losada, y cuyas campanadas de las 12 de la noche del 31 de Diciembre marcan la tradicional toma de las doce uvas a la gran mayoría de los españoles. Dichas campanadas se empezaron a televisar el 31 de Diciembre de 1962 en La 1 de TVE, a partir de ese año no se ha dejado de retransmitir por diversos canales de televisión de España. La Puerta del Sol es un lugar de cita, un lugar de paso entre diversas partes de Madrid. Es visita turística obligada de aquellos que se acercan a Madrid.
- El Palacio Real.
- La Puerta de Alcalá.
- Las Torres KÍO.
- El AVE. AVE (Alta Velocidad Española) es la marca comercial utilizada por la compañía ferroviaria española Renfe Operadora para sus trenes de alta velocidad de mayor gama. Son trenes que circulan a una velocidad máxima de 310 km/h, por líneas de ancho internacional (1.435 mm) electrificadas a 25 kV 50 Hz en recorridos de larga distancia. En su inauguración en 1992, todos los trenes, sistemas y líneas dedicados a la alta velocidad en España eran denominados AVE. En la actualidad, las líneas son denominadas simplemente líneas de alta velocidad y existen otros servicios de alta velocidad además del denominando AVE, como Alvia o Avant. En España, el uso del término AVE para todos los trenes de alta velocidad tanto españoles como del extranjero se mantiene en el uso popular y ha sido reflejado en el DRAE.
- El Pirulí.
- Las Meninas, que es un cuadro mundialmente conocido que se encuentra en el Museo Nacional del Prado, ubicado en la ciudad de Madrid. Las meninas, como se conoce el cuadro desde el siglo XIX, o La familia de Felipe IV según se describe en el inventario de 1734, se considera la obra maestra del pintor del siglo de oro español Diego Velázquez. Acabado en 1656 según Antonio Palomino, fecha unánimemente aceptada por la crítica, corresponde al último periodo estilístico del artista, el de plena madurez. Es una pintura realizada al óleo sobre un lienzo de grandes dimensiones formado por tres bandas de tela cosidas verticalmente, donde las figuras situadas en primer plano se representan a tamaño natural. Es una de las obras pictóricas más analizadas y comentadas en el mundo del arte. Aunque fue descrito con cierto detalle por Antonio Palomino y mencionado elogiosamente por algunos artistas y viajeros que tuvieron la oportunidad de verlo en el palacio, no alcanzó auténtica reputación internacional hasta 1819, cuando tras la apertura del Museo del Prado pudo ser copiado y contemplado por un público más amplio. Desde entonces se han ofrecido de él diversas interpretaciones, sintetizadas por Jonathan Brown en tres grandes corrientes. La realista, cronológicamente la primera, defendida por Stirling-Maxwell y Carl Justi, ponía el acento en la fidelidad del “momento captado” con la que el pintor se anticipaba al realismo de la fotografía, valorando con Édouard Manet y Aureliano de Beruete los medios técnicos empleados. La publicación en 1925 del artículo dedicado a La librería de Velázquez por Sánchez Cantón, con el inventario de la biblioteca que poseía Velázquez, abrió el camino a nuevas interpretaciones de carácter histórico-empírico basadas en el reconocimiento de los intereses literarios y científicos del pintor. La presencia en la biblioteca del pintor de libros como los Emblemas de Alciato o la Iconología de Cesare Ripa estimuló la búsqueda de variados significados ocultos y contenidos simbólicos en Las meninas. Con Michel Foucault y el posestructuralismo nace la última corriente interpretativa, de carácter filosófico. Foucault descarta la iconografía y su significación y prescinde de los datos históricos para explicar esta obra como una estructura de conocimiento en la que el espectador se hace partícipe dinámico de su representación. El tema central es el retrato de la infanta Margarita de Austria, colocada en primer plano, rodeada por sus sirvientes, “las meninas”, aunque la pintura representa también otros personajes. En el lado izquierdo se observa parte de un gran lienzo, y detrás de éste el propio Velázquez se autorretrata trabajando en él. El artista resolvió con gran habilidad todos los problemas de composición del espacio, gracias al dominio que tenía del color y a la gran facilidad para caracterizar a los personajes. El punto de fuga de la composición se encuentra cerca del personaje que aparece al fondo abriendo una puerta, donde la colocación de un foco de luz demuestra, de nuevo, la maestría del pintor, que consigue hacer recorrer la vista de los espectadores por toda su representación. Un espejo colocado al fondo refleja las imágenes del rey Felipe IV y su esposa Mariana de Austria, medio del que se valió el pintor para dar a conocer ingeniosamente lo que estaba pintando, según Palomino, aunque algunos historiadores han interpretado que se trataría del reflejo de los propios reyes entrando a la sesión de pintura o, según otros, posando para ser retratados por Velázquez, siendo en este caso la infanta Margarita y sus acompañantes quienes visitan al pintor en su taller. Las figuras de primer término están resueltas mediante pinceladas sueltas y largas con pequeños toques de luz. La falta de definición aumenta hacia el fondo, siendo la ejecución más somera hasta dejar las figuras en penumbra. Esta misma técnica se emplea para crear la atmósfera nebulosa de la parte alta del cuadro, que habitualmente ha sido destacada como la parte más lograda de la composición. El espacio arquitectónico es más complejo que en otros cuadros del pintor, siendo el único donde aparece el techo de la habitación. La profundidad del ambiente está acentuada por la alternancia de las jambas de las ventanas y los marcos de los cuadros colgados en la pared derecha, así como la secuencia en perspectiva de los ganchos de araña del techo. Este escenario en penumbra resalta el grupo fuertemente iluminado de la infanta. Como sucede con la mayoría de las pinturas de Velázquez la obra no está fechada ni firmada y su datación se apoya en la información de Palomino y la edad aparente de la infanta, nacida en 1651. Se halla expuesta en el Museo del Prado de Madrid, donde ingresó en 1819 procedente de la colección real.
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