|
Dedal “Reutter Porzellan” Viena. Austria.
|
En esta entrada, os voy a enseñar otro de los dedales que me traje de mi viaje a la capital austríaca. Es un dedal de porcelana (
Reutter Porzellan), en el que podemos observar una bonita vista dibujada de la ciudad. Este dedal lo compré en las tiendas del parque de atracciones de la ciudad, el
Prater. A continuación, os voy a dejar información sobre la historia de la ciudad.
En la Wikipedia encontramos lo siguiente:
Viena (en alemán:
Wien) es una ciudad de
Europa Central situada a orillas del
Danubio, en el valle de los
Bosques de Viena, al pie de las primeras estribaciones de los
Alpes. Es la capital de
Austria y uno de sus nueve estados federados (
Bundesland Wien).
Está rodeada por el Estado federado de
Baja Austria.
Viena es la mayor ciudad, centro cultural y político de
Austria. Además es la décima ciudad en población de la
Unión Europea y su área metropolitana cuenta con 2,4 millones de habitantes, población similar a la de la ciudad en 1914. El idioma oficial es el alemán.
La ciudad tiene una larga historia, ya que es una de las más antiguas capitales de
Europa, por lo que cuenta con un importante patrimonio artístico. Durante el siglo XIX fue una de las grandes capitales musicales del Mundo y a principios del siglo XX meca de la filosofía y el debate político de Occidente, así como uno de los principales centros culturales mundiales.
Los romanos la llamaron
Vindobona, nombre de origen celta que significa ciudad blanca. Como las distintas
Vienas,
Vianas o
Veanas que están distribuidas por
Europa, procede de la palabra beann (monte, colina o pico). Así, beann en gaélico escocés y en irlandés significa pico o cima. En protogaélico, mucho más próximo al celta original, se escribe benna; en irlandés antiguo, benn; en galés, ban y en bretón ban y benny.
Los primeros asentamientos humanos en la actual
Viena son de origen celta (ca. 500 a. C.), posteriormente germánicos, y con la expansión del Imperio romano hacia el norte en el siglo I a. C., se adhiere a éste en el año 13 a. C. El río
Danubio, al igual que los
Alpes, sirve entonces de límite natural entre bárbaros y romanos, y
Vindobona sirve desde entonces y hasta la caída de
Roma (año 476 d. C.) como punto de defensa del imperio. La ciudad nace como campamento del ejército romano, para controlar la Provincia de
Panonia, en el que se asientan diferentes unidades, de entre las cuales destaca la
Legio X Gemina, que permaneció en ella desde el año 106 hasta finales del siglo IV, ya que la zona fue ocupada por pueblos germanos en época de
Graciano y de
Teodosio I.
Con las invasiones bárbaras es ocupada por ávaros y magiares. Carlomagno conquista la ciudad en el siglo IX y la bautiza con el nombre de
Ostmark (la marca del este). Durante el alto medievo
Viena es un importante aliado del
Vaticano y punto de abastecimiento de armas y víveres para la empresa de las Cruzadas (p. ej.
Ricardo Corazón de León). Fue capital de
Hungría con
Matías Corvino, y desde el siglo XV hasta las guerras napoleónicas capital del
Sacro Imperio Romano Germánico, al ser la residencia habitual de los
Habsburgo.
En 1237 las murallas de
Viena alcanzaron la extensión que conservarían hasta su desaparición en 1857.
Desde la caída de
Constantinopla en manos otomanas (1453) hubo un interés creciente del
Imperio Turco por
Viena, dado que era la clave para conquistar los demás países de
Europa; interés que se hace más notable durante el período del sultán
Solimán el Magnífico. Pero sus esfuerzos fracasaron y los austríacos salieron victoriosos de los distintos sitios a los que sometieron a la ciudad, el primero en 1529, a pesar de que inicialmente los defensores de la ciudad sólo recibieron el apoyo poco entusiasta de sus vecinos alemanes. El ejército turco estaba mal equipado para un asedio y su tarea fue obstaculizada por la nieve y las inundaciones.
Solimán se retiró a finales de octubre y no pudo reanudar el asedio a su regreso en 1532, cuando encontró a los defensores apoyados por un gran ejército bajo el mando del hermano de
Fernando, el emperador
Carlos V.
Entre el primero y el segundo sitio turco, las instalaciones defensivas fueron reforzadas y modernizadas constantemente. Esto trajo como consecuencia que se tuvieran que ampliar una y otra vez los espacios libres frente a los bastiones para utilizarlos como campo de tiro. En 1529 estos espacios abarcaban 90 metros que, a partir de 1683, fueron ensanchados a 450 metros. Hasta 1858 no se construyó ningún edificio en esta explanada.
El segundo sitio se produjo en 1683, en la llamada
Batalla de Viena, y marcó el comienzo del declive del Imperio otomano en
Europa. Fue iniciado por el gran visir
Kara Mustafá, que necesitaba desesperadamente un éxito militar para reforzar su posición inestable y trató de lograrlo en una campaña contra el emperador
Leopoldo I. Los turcos avanzaron con fuerza abrumadora, sitiaron la ciudad el 16 de julio, pero su falta de artillería de asedio permitió a Leopoldo reunir un ejército adicional formado por tropas austriacas, alemanas y polacas, que derrotó al ejército turco en una batalla librada delante de los muros de la ciudad el 12 de septiembre, que también se conoce como
Batalla de Kahlenberg.
Durante el siglo XVIII, los
Habsburgo habían convertido a la ciudad en su capital desde 1556 y su importancia se vio acrecentada con la expansión por el valle del
Danubio. Se convirtió en un núcleo principal del Barroco europeo gracias a la construcción de importantes obras arquitectónicas y creaciones musicales. En 1800, antes de las guerras napoleónicas, la ciudad contaba con 231.900 habitantes.
Desde el asedio de 1683, en que fueron destruidas numerosas ciudades pequeñas que existían en el exterior de la muralla, en el terreno ondulado situado frente a la ciudad se alzaron numerosos palacios con jardines. El punto de partida fueron los planos del
palacio real de Schönbrunn, elaborados por
Johann Bernhard Fischer von Erlach. Hacia 1720 se contaban 200 residencias rurales. El príncipe
Eugenio de Saboya había adquirido en 1693 la más bella parcela y una de las más grandes con los primeros ingresos que le habían llegado. Allí, tras cuarenta años de trabajo, levantó el
Belvedere con sus espaciosos jardines.
Tras la derrota austriaca a manos de
Napoleón Bonaparte en 1809 (
batalla de Wagram), éste último se hospeda en el
palacio de Schönbrunn, en
Viena (donde -ironías de la historia- apenas unos años atrás se habían hospedado
Luis XVI y
María Antonieta, hija de
María Teresa y
Francisco I, emperadores de
Austria). Durante esta estancia,
Francia y
Austria se alían, y
Napoleón desposa a
María Luisa, también hija de los emperadores de
Austria.
Metternich, canciller austriaco en esta época, cambia a
Austria al bando anti-napoleónico tras la derrota francesa en
Rusia. Después de la derrota definitiva de
Napoleón, se celebra el
Congreso de Viena, una conferencia internacional convocada con el objeto de restablecer las fronteras de
Europa.
La reunión se llevó a cabo del 1 de octubre de 1814 al 9 de junio de 1815, lo que le permite a
Austria conservar gran parte de sus territorios a pesar de haber estado aliada con
Napoleón, y a partir de entonces,
Viena, por medio del canciller
Metternich, se convertiría en el eje de la política de la
Europa continental durante los siguientes 30 años.
Durante el siglo XIX, sobre todo en la segunda mitad,
Viena inició un despegue demográfico, acompañado de reformas urbanísticas, que la convirtieron en una gran ciudad, multiplicando en un siglo su población por diez.
En 1857, se derribaron las murallas por decreto de
Francisco José I de Austria, abriéndose una nueva avenida, la
Ringstraße, donde se construyeron importantes edificios, como la
Ópera, la
Universidad, el
Ayuntamiento, el
Parlamento, la
Bolsa y los
museos de historia del arte e historia natural.
La derrota de
Austria en la guerra austro-prusiana en 1866 y la posterior anexión de los Estados alemanes a
Prusia convirtieron a la unificada
Alemania en un peligro para
Austria, por lo que esta última se tuvo que aliar con
Hungría en lo que se conoce como la “política de compensación o Ausgleichpolitik”.
Así pues, en 1867, tras el Compromiso con
Hungría,
Viena se convirtió en la capital del Imperio austrohúngaro y en un centro cultural, artístico, político, industrial y financiero de primer orden mundial. Con esta alianza,
Austria prosigue sumando otras más, con lo que para fines del siglo XIX el imperio abarcaba los actuales países de
Austria,
Hungría,
Eslovaquia,
República Checa, la
Galicia polaca, la
Transilvania rumana, la
Bucovina y la
Rutenia ucranianas,
Croacia,
Bosnia-Herzegovina,
Eslovenia y el
Trentino-Alto Adigio italiano.
Viena alcanza su máximo demográfico en 1916 con 2.239.000 habitantes, siendo la tercera ciudad más grande de
Europa. Éste es el período cultural más glorioso de la monarquía de los
Habsburgo, con
Francisco José I (
Franz Joseph) rigiendo el Imperio (período 1848-1916). También es la época de los suntuosos valses vieneses (
Wiener Walzer) en la
Ópera Nacional de Viena (
Wiener Staatsoper), grandes carruajes paseando por la
Ringstraße y la
Kärntner Straße, así como de los típicos cafés vieneses.
De la época destacan intelectuales, como
Sigmund Freud en el psicoanálisis y
Otto Bauer en el campo del pensamiento político, principal exponente del austromarxismo, ideas que calarían fuerte en la sociedad vienesa, pues ya en 1895 el gobierno municipal estaría en manos del partido socialcristiano, precursor del actual partido ÖVP (democristiano) . Tampoco hay que olvidar en el plano artístico el movimiento modernista, la
Secesión de Viena (
Secession), con
Gustav Klimt como principal exponente en la pintura,
Coloman Moser en el grafismo y
Joseph Maria Olbrich y
Josef Hoffman en la arquitectura. Contrario a estos destacaría asimismo
Adolf Loos con su racionalismo arquitectónico. Sin embargo, la Primera Guerra Mundial y la posterior derrota austrohúngara truncarían gran parte de ese esplendor.
Tras el asesinato del Archiduque heredero
Francisco Fernando y su esposa,
Sofía Chotek, en
Sarajevo, a manos del terrorista serbo-bosnio
Gavrilo Princip, y ante la abrumadora evidencia de la participación de los servicios de inteligencia serbios en el complot, la monarquía dual declara la guerra a
Serbia, a la que se le alían
Alemania y
Turquía y que, ante la oposición de
Francia,
Inglaterra y
Rusia, deviene en la Primera Guerra Mundial. En octubre de 1918, derrotada
Austria–
Hungría y sus aliados, estalla la revolución en
Viena que pide la disolución de la monarquía y la independencia austríaca; sería el fin de la monarquía de los
Habsburgo que gobernaba el país desde 1278.
Viena se convirtió, tras el
tratado de Saint-Germain, en la capital de la pequeña
República de Austria, reducida a su tamaño actual, sufriendo un importante revés demográfico, económico y político. Pese a todo, en esta época continuó la actividad intelectual con el
Círculo de Viena (
der Wiener Kreis), considerado por muchos el grupo de intelectuales más influyentes del siglo XX en
Europa, entre los que destacan
Karl Popper,
Moritz Schlick y
Ludwig Wittgenstein en la filosofía positivista lógica (
Logischer Empirismus).
Durante el periodo democrático republicano, es decir, desde 1918 hasta la dictadura de
Engelbert Dollfuss en 1934, el Partido Obrero Socialdemócrata (Sozialdemokratische Arbeiterpartei en alemán) obtuvo la mayoría absoluta en todas las elecciones celebradas para el gobierno local, por lo que la ciudad pasó a ser conocida como
Viena roja. La política socialdemócrata de esos años se caracterizó por un extenso programa de viviendas sociales y por un marcado apoyo a la educación y la sanidad públicas, tal y como preconizaba la corriente austromarxista. La
Viena roja finalizó en 1934 a consecuencia de la guerra civil austríaca y la victoria del Frente Patriótico. Su último alcalde fue
Karl Seitz.
La importancia cultural vienesa se mantendría hasta 1938, en que el país fue invadido, y posteriormente anexionado por la
Alemania nazi. Dicha anexión, conocida como el
Anschluss, estaba prohibida en los tratados de paz y fue la primera de las expansiones tendentes a unificar en un solo Estado a todos los germanohablantes, bajo un solo liderazgo (“ein Reich, ein Volk, ein Führer”). En la ciudad, que pasó a ser capital de la provincia de
Ostmark, pronunció Hitler, el 14 de marzo de 1938, su primer gran discurso a los vieneses desde el balcón central del
Palacio de Hofburg, discurso que es considerado uno de los más emotivos del dictador y de mayor aclamo por su masiva audiencia debido a la euforia que la anexión de
Austria al Tercer Imperio Germano (
Dritte Reich) causó en parte de la población. Para legitimar la invasión se celebró un referéndum el 10 de abril que resultó favorable al
Anschluss con un 99,73%, si bien carecía de las garantías democráticas.
Durante la Segunda Guerra Mundial,
Viena sufrió los indiscriminados bombardeos aéreos estadounidenses que destruyeron buena parte del patrimonio histórico (la catedral gótica de
San Esteban, la ópera de
Viena, los puentes del
Danubio, entre otros), el cual fue reconstruido tras la contienda. En mayo de 1945
Viena es tomada por el ejército soviético, quienes, junto con franceses, estadounidenses e ingleses, después la ocuparían durante los 10 años posteriores bajo un sistema de ocupación cuatripartita en la ciudad, similar al de
Berlín.
Tras las gestiones de
Leopold Figl y
Julius Raab y la posterior firma del
Acuerdo de Moscú,
Austria recobra su independencia el 15 de mayo de 1955, y
Viena vuelve a ser capital de la
República de Austria. A partir de entonces y gracias a su compromiso de neutralidad,
Austria se convirtió en sede de organismos internacionales como la OPEP, la ONUDI, IAEA, IIASA, entre otros, lo cual convierte a
Viena en la tercera capital de la ONU, después de
Nueva York y
Ginebra, por lo que se puede ver hoy en día una gran comunidad internacional, en particular en el distrito 4 de
Viena (
Wieden) derivada de sus cuerpos diplomáticos. Desde 1995 es parte de la
Unión Europea y de los países de
Schengen. A partir de 2002 sacó de circulación el chelín austriaco y entró en vigor el euro como la moneda de curso legal en toda
Austria.
(Fecha de adquisición: 10/04/2015)