sábado, 30 de enero de 2016

249. Dedal VALENÇA DO MINHO // VALENÇA DO MINHO´s Thimble

Dedal escudo Valença do Minho, Portugal.
En la entrada de hoy, os quiero enseñar otro de los dedales que forman parte actualmente de mi colección. El dedal de la entrada de hoy, es un dedal de porcelana en el que podemos observar el escudo de la ciudad de Valença do Minho.

Valença, comúnmente conocida como Valença do Minho, es una ciudad portuguesa situada en el Distrito de Viana do Castelo, región Norte (NUTS II) y subregión del Minho-Lima (NUTS III), con aproximadamente 8.000 habitantes en su núcleo principal y 14.127 habitantes (2011) dentro de su término municipal.

Es sede del municipio homónimo con 117,43 km² de área y, subdividido en 16 freguesías (parroquias). Limita al este con el municipio de Monção, al sur con Paredes de Coura, al oeste con Vila Nova de Cerveira y a noroeste y norte con España (municipio de Tuy en Galicia).

Sancho I de Portugal, tras la ruptura del matrimonio de su hija Teresa con Alfonso IX de León, mandó a Paio Carramundo el repoblar y crear una área fortificada frente a la plaza castellana de Tuy, denominándola Contrasta. En el año 1217 la población de Contrasta se eleva a concello.

Recibió un fuero de Sancho II de Portugal. Recibió su nombre actual en 1262 por orden del rey Alfonso III de Portugal que decide cambiar “Contrasta” (“la que queda en frente”) por “A valença” (“La valiente”). El sobrenombre de do Minho le viene por el Río Miño.

En 1809 es tomada por las tropas de napoleónicas mandadas por Soult. En 1828, en las Guerras Liberales, es tomada por las tropas partidarias del rey Miguel siendo tomada dos años después por las fuerzas liberales con ayuda de tropas inglesas al mando del almirante Charles Naiper.

A partir del 10 de febrero de 2012 junto a la ciudad de Tuy (España) forman una Eurociudad como muestra de cooperación e integración entre ambas ciudades separadas tan solo por dos puentes que atraviesan el río Miño.

Patrimonio:
  • Castillo de Valença, considerada la mayor fortaleza del Alto Miño. Tienen 5 km de perímetro amurallado. En la actualidad está dedicada al turismo siendo uno de los mayores centros comerciales abiertos de Europa.
  • Convento de Ganfei.
  • Iglesia de Santa María de los Ángeles.
Este dedal lo conseguí el pasado puente de la Constitución, en un mercadillo en la ciudad de Valença. Era la primera vez que me acercaba a un mercadillo, o feira como le llaman los portugueses, en el país vecino. En este podíamos encontrar muchos puestos de árboles frutales, ropa, complementos del hogar, etc.

Lamentablemente en cuanto a la descripción heráldica del escudo solamente encontré una descripción heráldica en portugués, que os dejo a continuación:
Escudo de vermelho, castelo de prata aberto e iluminado do campo, com a torre central carregada por uma quina das armas de Portugal; o castelo acompanhado por dois cachos de uvas de púrpura, assentes em parras de ouro; em chefe, crescente de prata e sol de ouro; em contra-chefe, uma ponte de prata realçada de negro, aberta de três arcos e assente em quatro faixas ondadas, duas de prata e duas de azul. Coroa mural de prata de cinco torres. Listel branco, com a legenda a negro: “MUNICÍPIO DE VALENÇA”;
La traducción al español de esta sería más o menos:
Escudo en rojo, castillo de plata abierto e iluminado en el campo,  la torre central lleva una esquina de las armas de Portugal; el castillo está acompañado por dos racimos de uvas púrpuras, asentadas en vides de oro; en la parte superior, una luna creciente en plata y un sol de oro; en la parte inferior, un puente de plata realzado en negro, abierto de tres arcos y asentado en cuatro líneas onduladas, dos de plata y dos en azul. Corona de plata con cinco torres. Banda en blanco, con una leyenda en negro: “MUNICIPIO DE VALENÇA”;
(Fecha de adquisición: 06/12/2015)

viernes, 29 de enero de 2016

248. Dedal TARRAGONA // TARRAGONA´s Thimble

Dedal porcelana Tarragona.
En la entrada de hoy quiero enseñaros el último dedal que me regaló mi novio de la ciudad de Tarragona. Es un dedal de porcelana de la colección M&L (menta&Limón), que podemos encontrar en otras ciudades ya que es un dedal general de muchas ciudades de España debido a su pasado medieval.

Tarragona es una ciudad y municipio de España, capital de la provincia de Tarragona y de la comarca del Tarragonés. Durante el Imperio romano fue una de las principales ciudades de Hispania y capital de la provincia romana Hispania Citerior o Hispania Tarraconensis.

El municipio cuenta con una población de 133.545 habitantes (padrón del INE a 1 de enero de 2013).

Su ubicación a la orilla del Mediterráneo en la Costa Dorada, con playas de aguas cálidas, así como sus centros de recreo y tradición histórica y patrimonio artístico, la convierten en un centro de atracción turística de primer orden. Su origen se remonta a la antigua Tarraco romana, capital de la Hispania Citerior Tarraconensis. El “Conjunto arqueológico de Tarraco” ha hecho que Tarragona sea considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En 2017 se celebrará en esta ciudad los Juegos Olímpicos del Mediterráneo.

Tarragona fue conquistada por los árabo-bereberes en una fecha variable según autores, entre el 714 y el 716. Ha sido objeto de debate si la conquista fue pacífica o tras un asedio y posterior saqueo. Esa última tesis estaría avalada por la bien documentada huida del Obispo Próspero, pero por otra parte no se han encontrado indicios arqueológicos que demuestren una interrupción súbita de la vida ciudadana. La falta de unos titulares episcopales, así como una situación excéntrica y periférica en relación a los centros de poder tanto andalusíes como cristianos, explicarían una decadencia rápida seguida de varios siglos de irrelevancia, lejos de una despoblación completa pero sin alcanzar una realidad plenamente urbana. El valor simbólico de la antigua Tarraco, pudo actuar como incentivo para una estabilidad en el dominio cristiano, pero otros factores actuarían en contra. Hay indicios de intentos de recuperación del dominio cristiano (Reconquista) desde el siglo IX bajo Carlomagno, pero las campañas que harán nacer la Marca Hispánica no alcanzaron a consolidar el dominio cristiano seguro y estable de la ciudad. Borrell II se proclamó “Príncipe de Tarragona” en el 960, pero sucesivos intentos de consolidación del dominio cristiano sobre la ciudad demuestran lo precario de éste, al menos hasta el s. XI.

En 1129 San Olegario, arzobispo de Tarragona, cedió la ciudad como un principado eclesiástico al mercenario normando Robert Bordet, que había servido a las órdenes de Alfonso I de Aragón. El 14 de marzo de 1129, este caballero fue nombrado príncipe de Tarragona mediante un pacto de vasallaje. A partir de la infeudación del Principado de Tarragona, los normandos, comandados por Bordet, se instalaron en la ciudad. Robert Bordet aprovechó una antigua torre romana todavía en pie, la actual Torre del Pretorio, para establecer su castillo. Se iniciaba así un primer proceso de colonización de la ciudad, dirigido sobre el terreno por Robert, pero controlado desde Barcelona por el arzobispo.

La situación en la ciudad se complicó con la muerte de San Olegario. En 1146, su sucesor, Bernat Tort, un hombre de confianza del Conde de Barcelona, se estableció en la ciudad. Se iniciaba así un proceso marcado por continuos conflictos jurisdiccionales que culminaron con la extinción del principado y la restitución al Conde de Barcelona en 1151.

La Tarragona de finales del siglo XII ya era un núcleo urbano plenamente consolidado que se había convertido en el centro director de un amplio territorio. En 1148 el gobierno local se había reordenado y el consejo de habitantes de la ciudad participaba intensamente en la vida urbana. La ciudad creció y ocupó toda el área interna del Foro provincial de Tarraco, manteniendo así la estructura arquitectónica heredada de la época romana. La ciudad del siglo XII surgió, pues, en el área de grandes monumentos, alrededor de los castillos señoriales. A partir de 1146 se ocupó el área del recinto de culto de época romana, un sector que tomó especial relieve con el inicio de la construcción de la Catedral en 1171, y que se convirtió en el eje vertebrador de la ciudad a partir de su consagración en 1331.

Fuera del recinto defensivo de esta primera época, había tres áreas claramente diferenciadas: en primer lugar, el Corral, el antiguo circo romano, que se convirtió en un burgo extramuros con un mínimo de población y destinado principalmente a actividades comerciales e industriales. En segundo lugar, la Vila Nova que era el área que se prolongaba desde el Corral hasta el puerto y estaba destinada básicamente a huertos, cultivos, herrenales y molinos. A diferencia de la primera, no estaba muy habitada, excepto en el área del puerto y en la zona más próxima al Corral. Finalmente la huerta de Tarragona, también destinada a la explotación agraria, que se extendía a ambos lados del Francolí y llegaba hasta Riu Clar.

La expansión de la peste bubónica por toda Europa marcó el inicio de un importante periodo de recesión demográfica. La epidemia llegó a la ciudad entre mayo y julio de 1348, provocando una gran mortandad. El descenso de la población y la crisis general en que se encontraba la ciudad hizo que el núcleo urbano entrara en un importante proceso recesivo. El descenso del número de fuegos se plasmó en un número menor de casas ocupadas. A pesar de esto, en 1368 la ciudad, siguiendo las directrices marcadas por la Corona, empezaba las tareas de mantenimiento y refuerzo de las murallas de la ciudad mediante la construcción de la Muralleta o Mur Nou, a la altura de la fachada del circo.

De esta forma el área del Corral, el antiguo circo romano, quedó incorporada al núcleo urbano.

La situación política se agravó a lo largo de la primera mitad del siglo XV. Las diferencias entre la Generalidad de Cataluña y Juan II de Aragón provocaron una guerra civil, en la que el arzobispo se puso del lado de los realistas, mientras que el Consejo Municipal, tras un periodo de indecisión, se alió con la Generalidad.

El 17 de octubre de 1462 las tropas de Juan II llegaron a Tarragona para sitiar la ciudad. La guerra sumió a Tarragona en la más absoluta decadencia. Las defensas de la ciudad, especialmente en el sector del Mur Nou, quedaron muy deterioradas, así como las del área del Corral. La población disminuyó drásticamente y la municipalidad se declaró en quiebra. Los efectos de la guerra fueron visibles en la ciudad durante mucho tiempo.

La vida de la ciudad de Tarragona durante la época moderna está marcada por tres importantes conflictos bélicos. Desde el siglo XVI se construyen o consolidan fortificaciones para defender la ciudad y sus alrededores de las continuas guerras y ataques piratas. A partir de la Guerra de los Segadores y hasta mediados del siglo XIX Tarragona fue plaza fuerte, lo que comportaba que no se podían destruir las fortificaciones y se tenía que dejar un espacio delante de la muralla libre de edificios, con las dificultades que ello suponía para la expansión urbanística. Las epidemias fueron una constante en este periodo y provocaron grandes mortandades y el éxodo de la población.

Durante la Guerra de los Segadores (1640-1659), la situación estratégica de Tarragona le hizo sufrir dos importantes sitios, en 1641 y en 1644, que comportaron graves destrucciones de edificios y la consecuente postración y decadencia económica de la ciudad. El puerto padeció daños importantes y se abandonó durante mucho tiempo, por lo que el comercio se desvió hacia el puerto de Salou. La economía del Campo de Tarragona entró en una grave crisis de la que no se recuperó hasta finales del siglo XVIII, cuando se autorizó la reconstrucción del puerto y se concedió el permiso para comerciar libremente con América.

El segundo gran conflicto bélico que sufrió la ciudad fue la Guerra de Sucesión (1702-1714) que alcanzó Tarragona cuando todavía no se había recuperado de los estragos de la Guerra de los Segadores. Tarragona fue defendida por una guarnición británica que mejoró el sistema defensivo con la construcción de la Falsa Braga y de otros fortines y baluartes, la mayor parte actualmente desaparecidos. Cuando Felipe V accedió al poder promulgó el Decreto de Nueva Planta, que instauraba un sistema de gobierno centralizado y absolutista. En esta nueva organización, las antiguas veguerías se reagruparon en corregimientos y nacieron los ayuntamientos, al tiempo que se jerarquizó el organigrama político, se recortó el poder de los arzobispos y se suprimió la Universidad.

Otro grave problema con el que se enfrentó la ciudad durante los siglos XVI y XVII fueron las epidemias de peste y los ataques piratas. La piratería en la costa del Mediterráneo provocó la huida de la población hacia zonas más seguras del interior. Para intentar controlar los ataques piratas se construyeron torres de defensa a lo largo de la costa, como la Torre de la Mora, o como el baluarte sobre el puerto natural de Tamarit, que data de 1617. Las batidas corsarias supusieron un importante tropiezo demográfico y económico para las zonas afectadas.

La iglesia, y más concretamente, los arzobispos jugaron un papel importante en el relanzamiento cultural, artístico y urbanístico de la ciudad en el siglo XVI, ya que estos religiosos, además de ser prelados, ocupaban importantes cargos políticos. Arzobispos como Gaspar Cervantes de Gaeta, Joan Terès y Antoni Agustín dotaron a la ciudad de una Universidad Literaria, ampliaron los límites de la ciudad amurallada hasta la actual Rambla Nova -con la construcción de la muralla de Sant Joan– y promovieron y financiaron obras y capillas en la catedral de Tarragona. Por otra parte, en la ciudad estaban instaladas numerosas órdenes religiosas que realizaban tareas benéficas y educativas.

La llegada del agua a la ciudad, proveniente de Puigpelat, supuso una importante mejora de la calidad de vida de la población. En este caso, también hay que destacar la contribución de la jerarquía eclesiástica al desarrollo de la ciudad, puesto que la obra fue impulsada por los arzobispos Joaquín de Santiyán y Francesc Armanyà.

Durante el siglo XVIII, la ciudad experimentó un ligero crecimiento que se verá de nuevo truncado, a principios de la centuria siguiente, por un nuevo conflicto bélico, la Guerra de la Independencia.

En el ámbito artístico, a finales del siglo XVI, se produce un renacimiento del clasicismo de la mano de la Escuela del Camp, con el apoyo del arzobispo Antoni Agustín y los canónigos humanistas.

A pesar de los acontecimientos dramáticos que marcaron la época moderna, la celebración de las fiestas tradicionales continuó siendo uno de los hitos que marcaban el calendario tarraconense. Los gremios eran los encargados del séquito que salía a la calle para las fiestas de Santa Tecla, Corpus, la llegada de los reyes y la entrada de nuevos arzobispos. A mediados del siglo XVI se fundó la Confraria de la Sang, cuya relevancia social sobrepasó con creces la participación en la procesión del Santo Entierro.

En 1786 se concedió a Tarragona el permiso para comerciar libremente con América y la actividad económica se orientó hacia el comercio del vino y el aguardiente. Este hecho conllevó la expansión del cultivo de la viña en detrimento de otros productos. Con la aparición de la filoxera en Francia, hacia 1870, el cultivo se extendió de forma desmesurada hasta el punto de que se plantaban viñas en lugares poco adecuados. La ventaja de la proximidad del mercado exportador y la facilidad del transporte hacían que fuera un cultivo rentable, por lo que Tarragona se benefició mucho económicamente. Este movimiento económico motivó la aparición de una nueva clase social de obreros y menestrales, mientras que la burguesía aprovechó para invertir en diversas empresas.

El siglo XIX se inicia con un conflicto bélico de consecuencias devastadoras para la ciudad: la Guerra de la Independencia o Guerra del Francés. Tras un sitio largo y terrible para la población, Tarragona fue asaltada por el ejército francés el 28 de junio de 1811. A partir de ese momento, los franceses ocuparon la ciudad durante más de dos años, tras los cuales dejaron un rastro de miseria y hambre, agravados por la voladura de puntos estratégicos de la ciudad que acompañó su salida, el 19 de agosto de 1813.

La recuperación económica y demográfica fue lenta, a pesar de que se eximió a la ciudad del pago de tributos entre 1816 y 1826. Con la mejoría de la situación, se reemprenderán las obras del puerto y otras que habían quedado paradas por el conflicto. Este hecho permitirá el establecimiento de comerciantes foráneos y la formación de una pequeña burguesía comercial emprendedora que hará posible la modernización de Tarragona durante el siglo XIX.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, las oscilaciones del precio del vino condicionaron la economía y la demografía de la ciudad, así como su expansión urbana. En periodos de euforia se incrementó la población, se fomentaron industrias auxiliares relacionadas con la exportación de vinos y se establecieron numerosas sociedades y entidades vinculadas con este comercio. A partir de mediados de siglo, el crecimiento económico posibilitó mejoras urbanas que cambiaron la fisonomía de la ciudad.

En 1868 Tarragona dejó de ser plaza fuerte, lo que permitió la construcción de edificios y viviendas fuera de la muralla. Militarmente, las murallas ya no eran necesarias, puesto que las nuevas tecnologías de guerra habían demostrado que eran inútiles. Por otra parte, la presión demográfica hacía imprescindible la urbanización de esa zona de la ciudad. Sólo a partir de 1854 y de una manera intermitente e irregular, debido a los elevados costes económicos que suponía, se inició el derribo de la muralla de Sant Joan que permitió la urbanización y la construcción de nuevos edificios en la actual Rambla Nova y la proyección de nuevas calles, como la de la Unió, que harán posible la conexión de la Parte Alta con la Marina. La Parte Alta de la ciudad, más estática, continuó siendo el espacio preferido como residencia por la nobleza, por los eclesiásticos y también, por sectores, de los payeses y los artesanos. La Parte Baja o Marina, de nueva construcción, más dinámica, se convirtió en el lugar donde se establecerá la burguesía comercial con sus talleres y tiendas.

Las obras del puerto y del ensanche de la ciudad provocan el descubrimiento de numerosos restos arqueológicos. En esta época se pudieron salvar muchos restos de la antigua Tarraco, que sirvieron como base del primer Museo Arqueológico.

A lo largo de los siglos, la presencia del puerto fue determinante para el comercio de Tarragona. Las mejoras de la infraestructura del puerto durante este periodo permitieron la introducción de nuevas empresas y, por lo tanto, la modernización de la ciudad.

Durante el primer tercio del siglo XX se producen en el país cambios políticos y sociales que influyeron de manera determinante en la vida de los tarraconenses: la Dictadura de Primo de Rivera, la proclamación de la Segunda República y la Guerra Civil Española (1936-1939). El conflicto supuso un grave tropiezo y un retroceso en el desarrollo económico y social de Tarragona.

La ciudad fue bombardeada en numerosas ocasiones, con lo que, además de sufrir un considerable número de víctimas mortales, su estructura urbanística se vio gravemente dañada con la destrucción de infraestructuras que tuvieron que reconstruirse durante los difíciles años de la posguerra.

A finales de la década de los cincuenta algunas industrias químicas empezaron a instalarse en la zona y en 1975 entró en funcionamiento la refinería de Enpetrol. El empuje del sector industrial también influyó de manera notable en el aspecto urbanístico y constructivo en general; ya que el aumento de población, por el incremento de la inmigración, llevó a la creación de nuevos barrios periféricos que se construyeron, al poniente, sobre la carretera de Valencia (Torreforta, Campclar, Bonavista, Icomar, Riuclar, La Floresta y la Granja) y al norte de la ciudad (Sant Salvador, Sant Pere y Sant Pau).

Tarragona pasará a ser una ciudad industrial especializada en el campo petroquímico. En estas industrias, la salida y la entrada de los productos elaborados se hace por el puerto de Tarragona que pasará a ser el segundo puerto español por cantidad de toneladas anuales.

Este dedal fue comprado en la tienda “Souvenirs, Regalos Eli“, que está situada en la Carrer Pare Iglesias en la ciudad de Tarragona.

(Fecha de adquisición: 31/07/2015)

jueves, 28 de enero de 2016

247. Dedal ASTORGA // ASTORGA´s Thimble

Dedal porcelana Astorga.
En la entrada de hoy os quiero enseñar el dedal de la ciudad de Astorga que me queda por subir al blog de los que tengo ahora mismo en mi colección. El dedal que os muestro en esta entrada es un dedal de porcelana, en el que podemos observar una imagen del Palacio de Gaudí y además una pareja de maragatos.

A continuación, vamos a pasar a comentar algo sobre cada uno de ellos.

Palacio de Gaudí.

El Palacio Episcopal de Astorga es un edificio proyectado por el arquitecto modernista Antoni Gaudí. Está situado en la ciudad de Astorga (provincia de León), en cuya capital se encuentra la casa Botines, que junto con El Capricho de Comillas (Cantabria) son las únicas obras de Gaudí fuera de Cataluña. La construcción se llevó a cabo entre 1889 y 1915.

Esta obra pertenece al período neogótico de Gaudí (1888-1898), etapa en que el arquitecto se inspiró sobre todo en el arte gótico medieval, el cual asume de forma libre, personal, intentando mejorar sus soluciones estructurales. El neogótico fue en aquella época uno de los estilos historicistas de mayor éxito, sobre todo a raíz de los estudios teóricos de Viollet-le-Duc. Gaudí estudió con profundidad el gótico catalán, balear y rosellonés, así como el leonés y el castellano en sus estancias en León y Burgos, llegando al convencimiento de que era un estilo imperfecto, a medio resolver. En sus obras elimina la necesidad de contrafuertes mediante el empleo de superficies regladas, y suprime cresterías y calados excesivos.

Desde 1962 el palacio alberga el Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago. El edificio fue catalogado como Bien de Interés Cultural el 24 de julio de 1969 con la referencia RI-51-0003827.

Unos años antes se había producido un incendio en el palacio episcopal, que lo dejó totalmente destruido. Ya que la ciudad no disponía de un arquitecto diocesano, el obispo Joan Baptista Grau i Vallespinós decidió encargar la construcción del nuevo palacio episcopal a su amigo Gaudí. La amistad entre ambos había comenzado años atrás mientras Grau —reusense como Gaudí— fue vicario general de la archidiócesis de Tarragona e inauguró la iglesia de Jesús-María, cuyo altar Gaudí había diseñado.

Cuando Gaudí recibió el encargo de construir el palacio episcopal estaba ocupado en diversos proyectos, como el palacio Güell, los pabellones Güell, el colegio de las Teresianas y la Sagrada Familia, por lo que no podía desplazarse a Astorga para estudiar el terreno y el entorno del nuevo edificio. Para no retrasar el proyecto le pidió al obispo que le enviase fotografías, dibujos y demás información del lugar, que le permitiesen comenzar a proyectar el palacio de manera que armonizase con las edificaciones de su entorno. Una vez hubo estudiado todo el material recibido, Gaudí preparó los planos del proyecto y los envió a Astorga. Grau se sintió satisfecho e inició los trámites para obtener los permisos administrativos, ya que al ser un edificio público debía tener el vistobueno de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Después de haberse introducido algunas modificaciones, el proyecto fue aprobado en el mes de febrero de 1889. Unos meses después, el 24 de junio, onomástica del obispo, se puso la primera piedra. La obra fue presupuestada en 168.520 pesetas.

Aunque por subasta pública las obras se adjudicaron al contratista astorgano Policarpo Arias Rodríguez, Gaudí decidió emplear en la obra obreros y albañiles catalanes que ya habían trabajado para él, a fin de que durante sus ausencias la obra continuase de forma precisa según sus ideas. El Palacio Episcopal de Astorga es un edificio que tiene un aire medieval, apropiado para su finalidad. Gaudí lo proyectó en estilo neogótico, corriente que provenía de la arquitectura historicista de moda en aquel momento, y que Gaudí empleó en el colegio de las Teresianas, en Bellesguard y en la casa Botines, además de en Astorga. Concibió el palacio como un castillo en el exterior y una iglesia en el interior.

La piedra en la que está construido (granito gris del Bierzo) es respetuosa con el entorno, en especial con la catedral que se encuentra en la inmediata vecindad, así como también con la naturaleza, que en la Astorga de finales del siglo XIX estaba más presente que en la actualidad. No obstante, el edificio también incorpora algunos de los elementos que caracterizarían a Gaudí en sus futuras obras, como los arcos de la entrada principal y el volumen situado encima de ella o las grandes chimeneas que de forma ostensible se integran en las fachadas laterales.

El palacio tiene planta de cruz griega sobre la que se superpone una planta cuadrada, con cuatro torres cilíndricas en las esquinas, y rodeado por un foso. En dos de los laterales presenta unos cuerpos sobresalientes de planta rectangular, mientras que en los otros dos se encuentran la torre de entrada y la capilla, también rectangular y finalizada con un ábside y tres absidiolos. En el interior hay cuatro niveles: un semisótano, la planta baja —para dependencias administrativas—, el piso principal —con
la estancia del obispo, el salón del trono y la capilla—, y el desván.

El pórtico de entrada tiene tres grandes arcos abocinados, hechos con sillares separados entre sí por contrafuertes inclinados. La planta baja contiene un gran vestíbulo, del que parte la escalera noble, adquiriendo una gran altura que permite la apertura de grandes ventanas, de forma triangular, que proporcionan una gran luminosidad; este esquema recuerda un poco al utilizado en el palacio Güell.

La estructura del edificio se sustenta en pilares con capiteles decorados y en bóvedas de crucería sobre arcos ojivales de cerámica vidriada. Se remata con un almenado de estilo mudéjar.

En el interior destaca la riqueza ornamental conseguida con diversos materiales (granito, ladrillo, yeso, mosaico, cerámica, esgrafiados, vidrieras), así como la fluidez espacial y la luminosidad que el arquitecto logró conferir al palacio. Un buen ejemplo de esta riqueza decorativa es la variedad de capiteles que Gaudí diseñó para las diversas columnas del conjunto palaciego, en que se combinan diversos estilos, desde el gótico y el mudéjar, hasta los motivos naturalistas tan del gusto del arquitecto, pasando por unos capiteles de ábacos estrellados inspirados en la Sainte-Chapelle de París.

En 1893, tras la muerte del obispo Grau, Gaudí dimitió por desavenencias con el cabildo, por lo que las obras estuvieron paradas durante varios años —quedaba por terminar el piso superior y la cubierta—. Finalmente, fue terminado entre 1907 y 1915 por el arquitecto Ricardo García Guereta, quien siguió el trazado de Gaudí pero con un sello más convencional. En la intervención de Guereta se denota la influencia violletiana, especialmente en los chapiteles que coronan las torres laterales. Al cambio de dirección se debe también que unas esculturas de ángeles que debían coronar el edificio según el proyecto original se colocasen finalmente de forma exenta en el jardín del palacio.

Colocados en 1913, uno de los ángeles sostiene una cruz, otro un báculo y el tercero una mitra episcopal.

Durante la Guerra Civil sirvió de cuartel de artillería y sede de la Falange. Entre 1943 y 1955 se restauraron los daños ocasionados durante la guerra. En 1956, el obispo Julià Castelltort inició la restauración para convertir el edificio en residencia del obispo, función inicial que nunca llegó a consumarse; fallecido al poco tiempo, el nuevo obispo, Marcelo González Martín, renunció finalmente a la función episcopal y promovió la conversión a lo que es actualmente el palacio, el Museo de los Caminos, dedicado al Camino de Santiago.

Maragatos.

El término maragato (quizá del latín *mauricatus ‘hecho moro’ o ‘morohablante’; cfr. romance navarro bascongado, del lat. *uasconicatus, y romançado, del lat. *romaniceatus) hace referencia a pobladores de la provincia de León, que ha dado nombre a la comarca de la Maragatería.

Hasta comienzos del siglo XX los maragatos se caracterizaron por utilizar una vestimenta que les era típica, practicar la covada y, siendo una población emprendora y viajera, recorrer con carromatos el oeste y el centro de España, vendiendo principalmente productos artesanales que realizaban en su comarca, en especial, en poblaciones tales como Astorga, Brazuelo, Castrillo de los Polvazares, Lucillo, Santa Colomba de Somoza, Santiago Millas y Val de San Lorenzo.

Sobre el origen del término maragato se han barajado diversas hipótesis: una de ellas apunta a que su denominación (que proviene de la suma de los términos ‘moro’ y ‘godo’) proviene debido a su ascendencia germánica, ya que fueron bárbaros que se convirtieron al Islam tras la islamización de España y adoptaron la vestimenta peculiar que los caracteriza. Otra indica que su nombre proviene de una prenda característica de este colectivo, las maragas.

Aunque los maragatos fueron un colectivo que mantenía cierto grado de aislamiento, más por intereses económicos y mercantiles, lo cierto es que se les ha negado reconocimiento -como tantas otras en España– de ser una etnia como tal, pues ‘maragato’ se confundió únicamente con todos aquellos que practicaban la arriería o venta ambulante, práctica comercial muy extendida en la provincia de León y el resto de Europa. Se han creado una serie de mitos que en muy pocos casos corresponden con la realidad: su vestimenta no tiene nada de árabe, sino que responde a una moda del siglo XVIII que se extendió por muchos puntos de la Península Ibérica y Europa. Como ejemplo valgan las similitudes entre los trajes bretones de la Bretaña Francesa y los maragatos. Otro mito extendido son las supuestas filiaciones con antiguas poblaciones moras, pero en verdad nadie ha podido atestiguarlo ni genética ni históricamente más que por divagaciones sobre el origen del nombre.

Los maragatos fueron pobladores pioneros de los Establecimientos Patagónicos durante el siglo XVIII, fundando las poblaciones argentinas de Carmen de Patagones, Mercedes de Patagones (actual Viedma), San Julián y Puerto Deseado.

Desde esta última población otros grupos de maragatos se dirigieron a la Banda Oriental, fundando allí la ciudad de San José de Mayo, en el actual territorio de Uruguay. Por este motivo los pobladores de San José de Mayo y su entorno, así como los de Carmen de Patagones, suelen recibir el gentilicio de “maragatos” aún cuando tengan otros orígenes. Desde San José de Mayo, muchos maragatos, ya transformados en gauchos, colonizaron otras zonas del territorio de la Banda Oriental incluyendo territorios del actual Río Grande del Sur esto explica que a la revolución federalista riograndense de 1893 se le llamara en Brasil “Revolución de los Maragatos”.

Este dedal fue comprado en una tienda de la ciudad leonesa de Astorga, que se llama “Nelybel. Tu tienda de regalos en Astorga“, esta tienda la podemos localizar en la plaza Obispo Alcolea.

(Fecha de adquisición: 02/10/2015)

miércoles, 27 de enero de 2016

246. Dedal CAMINO DE SANTIAGO // CAMINO DE SANTIAGO´s Thimble


Dedal Camino de Santiago.
En la entrada de hoy quiero enseñaros otro de los dedales de la ciudad de Santiago de Compostela que tengo en mi colección. Este dedal es un dedal de porcelana en el que podemos observar dos símbolos del Camino, la Concha de Santiago y las flechas del camino, ya que pertenece a los dedales del Camino de Santiago.

El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos de todo el mundo para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor.

Durante toda la Edad Media fue muy recorrido, transitado o concurrido, después fue un tanto olvidado y en la actualidad ha vuelto a tomar un gran auge. El Camino de Santiago Francés y las rutas francesas del Camino fueron declarados por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1993 y 1998 respectivamente; Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa, a la que se unen en 2015 el Camino Primitivo, el Camino Costero, el Camino vasco-riojano y el Camino de Liébana. Además, ha recibido el título honorífico de Calle mayor de Europa.

En 2004 la Fundación Príncipe de Asturias le concedió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. “Como lugar de peregrinación y de encuentro entre personas y pueblos que, a través de los siglos, se ha convertido en símbolo de fraternidad y vertebrador de una conciencia europea”. Tal y como refleja el acta del Jurado reunido en Oviedo el 7 de septiembre de 2004.

El premio entregado a los responsables de todas las Comunidades Autónomas por las que corren las rutas jacobeas, abiertas tras el descubrimiento de la tumba del Apóstol, en el siglo IX.

Miles de peregrinos recorren su trayecto cada año. En sus más de mil años de historia ha generado una gran vitalidad social, cultural y económica.

Los orígenes del culto a Santiago en la Hispania romana son desconocidos, pero parece ser que en el año 812 se encontraron reliquias atribuidas al apóstol. Al final del siglo IX se extiende por la Europa cristiana. En el siglo XI el número de peregrinos aumentó considerablemente gracias a contactos culturales entre las naciones europeas.

Alfonso II, rey de Asturias, mandó construir una iglesia en el lugar que, de acuerdo a la voz de la tradición, reposan los restos del apóstol Santiago. A partir del siglo XV, esta iglesia se convirtió en uno de los principales centros de peregrinación de la Cristiandad y dio origen al actual Camino de Santiago. Por esta vía se expandieron en la Península los nuevos estilos arquitectónicos que triunfaron en Europa.

El nombre castellano “Santiago” proviene del latín Sanctus Iacobus.

Los orígenes del culto a Santiago en Galicia permanecen en la oscuridad de los tiempos. A finales del siglo VIII se difunde en el noroeste de la Península Ibérica la leyenda de que Santiago el Mayor había sido enterrado en estas tierras, tras evangelizarlas. Así ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago, en el año 813, un ermitaño llamado Pelayo o Paio dijo que vio una estrella posada en el bosque Libredón. Se lo comunicó al obispo Teodomiro, obispo de Iria Flavia, (cerca de Padrón). Fueron allí y descubrieron en la espesura la antigua capilla, donde existe un cementerio de la época romana. El hallazgo del supuesto sepulcro coincide con la llegada al reino astur de mozárabes huidos de las zonas dominadas por los musulmanes, buscando poder practicar sus creencias religiosas.

Es generalizada la creencia, entre algunos estudiosos, de que los restos de Prisciliano fueron enterrados en estos lugares, cuando trajeron su cuerpo desde Tréveris (Alemania). Otros proponen que fueron sepultados cerca de Astorga (León). Según los primeros, el sepulcro de Santiago puede ser la tumba de Prisciliano; aunque las fechas en las que vivieron uno y otro no coinciden.

Alfonso II el Casto, Rey de Asturias, viajó con su corte al lugar, resultando de esta manera en el primer peregrino de la Historia. Fue muestra de su fe la erección de una pequeña iglesia.

Aproximadamente desde el año 821, con el hallazgo de las presuntas reliquias del Apóstol y con el beneplácito de Carlomagno, que quería defender sus fronteras de invasiones árabes, Compostela se convertirá progresivamente en un centro de peregrinaje. Y recibirá su impulso definitivo durante la primera mitad del siglo XI. Muy pronto, la noticia se extiende por toda la Europa cristiana y los peregrinos comienzan a arribar al venerable lugar del sepulcro, el denominado Campus Stellae, que devendrá en el famoso vocablo Compostela.

Menéndez Pidal opinaba que en cierto sentido se puede considerar al caudillo musulmán Almanzor como el gran revitalizador del Camino y quien provocó su fama internacional. En efecto, los repetidos ataques de Almanzor sobre los reinos cristianos españoles llegaron a inquietar a los monjes de la abadía benedictina de Cluny, en aquel momento el más importante centro del cristianismo europeo. Religiosos vinculados a Cluny elaborarán el Códice calixtino y la Historia compostelana y los reyes españoles favorecerán en todo lo posible la constitución y proyección de una red de monasterios cluniacenses en el norte de España y singularmente alrededor del Camino. Esa política está íntimamente relacionada con el deseo de los monarcas españoles de romper con su aislamiento respecto de la Cristiandad mediante lazos dinásticos, culturales y religiosos.

Muchos de los primeros peregrinos procedían de regiones de Europa pioneras en la aportación de novedades musicales. Partiendo algunos del norte y otros de zonas más céntricas de Francia, habían pasado por lugares de culto, como Chartres y Tours. Allí pudieron escuchar las melodías que todo el Occidente cristiano consideraba el verdadero legado del papa Gregorio. Poco importaba que aquellos que venían del norte de Italia y que habían tenido que cruzar los Alpes y Pirineos les dijeran que en su lugar de origen el rito litúrgico era más antiguo y venerable que ése al que ellos llamaban romano.

Tampoco importaba mucho que una vez adentrados en territorio hispánico, y reunidos los peregrinos de distintas procedencias en torno a un mismo Camino, hicieran un alto en algún monasterio riojano y allí se les hablase, no sin nostalgia, de una liturgia que no hacía mucho era el elemento unificador frente a las huestes de Alah que desde hacía siglos ocupaban buena parte del solar hispano.

En esos monasterios riojanos y castellanos aún se miraría con recelo a aquellos caminantes que se dirigían a Campus Stellae. Precisamente siguiendo esa ruta había entrado el principal enemigo del rito hispano. Por la ruta jacobea se fueron contaminando las antiguas ceremonias y costumbres para que aquellos que venían de regiones remotas pudieran entender algo del culto que escuchaban. Tanto es así, que ante los deseos unificadores de Alfonso VI, se abolió el rito autóctono en beneficio de la liturgia llamada romana.

El número de caminantes crece geométricamente a partir del siglo X, cuando la población europea logra salir del aislamiento de épocas anteriores e inicia una serie de contactos e intercambios que, en el campo religioso, llevarán a hacer de la peregrinación: una manera más activa, amplia, inclusiva y sencilla de devoción. Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela serán los destinos más importantes: todos los caminos llevan a Roma. Los cruzados y las ciudades marítimas italianas abren la ruta de Jerusalén. Los monarcas de Navarra, Aragón, Castilla y León facilitan el viaje a Santiago mediante la construcción de puentes, reparación de caminos y edificación de hospitales.

Años más tarde, el carácter apostólico de su iglesia y los bienes, generosamente, obsequiados por los peregrinos permitieron a un obispo emprendedor, Diego Gelmírez, convertir su sede en arzobispado.

Después del siglo XIV se produjeron muchas convulsiones sociales en Europa que desvían a los peregrinos potenciales hacia otros destinos. Por otra parte, la Reconquista desplaza toda la atención económica y gubernamental de los reinos españoles hacia el sur. El Camino de Santiago pierde el esplendor de los siglos anteriores. El Cisma de Occidente en 1378 agrava y divide a la Cristiandad. El siglo XV tampoco ayudó a su revitalización, plagado de acontecimientos desagradables en el viejo continente: guerras, hambre, peste, malas cosechas, sequías…

Aun así, muchos creyentes seguían acudiendo hasta la tumba del apóstol para cumplimentar su penitencia pero, año tras año, el Camino fue cayendo en el olvido.

Este dedal fue comprado en una tienda de la ciudad de Santiago de Compostela, en unas de las muchas tiendas que encontramos en los alrededores de la catedral y en su casco antiguo.

(Fecha de adquisición: 06/08/2015)

martes, 26 de enero de 2016

245. Dedal CUENCA // CUENCA´s Thimble

Dedal búho Cuenca.
Pues bien, en esta entrada os quiero enseñar un búho de barro que compré en mi visita a la ciudad de Cuenca. Desde hace una temporada estoy viendo en muchos lugares estos bonitos búhos, que no son muy típicos la verdad, pero me parecieron originales y me traje este de Cuenca.

Así que como este dedal no tiene ningún monumento típico de la ciudad, os voy a contar algunas cosas generales sobre la ciudad de Cuenca.

Cuenca es un municipio español perteneciente a la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha y una ciudad, capital de la provincia homónima. Está situada algo al norte del centro geográfico de la provincia, a una altitud media de 946 metros sobre el nivel del mar y su extenso término municipal, de 911.06 km² es uno de los mayores de España. El municipio contaba con una población empadronada de 56.703 habitantes en 2011 (INE).

Aunque en los alrededores de la ciudad se tiene constancia de población desde el Paleolítico Superior, no es hasta la conquista musulmana cuando se construye la fortaleza de Qūnka, que dio origen a la ciudad actual. Ésta se contaba en origen entre las otras tantas de la cora de Santaver (Ercávica), pero fue ganando importancia paulatinamente. El rey cristiano Alfonso VIII la conquistó en 1177 y le otorgó el Fuero de Cuenca, uno de los más prestigiosos de la historia de Castilla. Su economía se centró en la industria textil, de gran renombre durante los siglos XV y XVI, lo que produjo una gran actividad constructiva. Sin embargo, la pañería se hundió en el siglo XVII, conllevando una drástica pérdida de población, que fue recuperándose a lo largo del siglo siguiente.

En 1833 se convirtió en la capital de la nueva provincia de Cuenca, aunque las agitaciones del periodo hicieron que la ciudad se mantuviera en estado precario hasta bien entrado el siglo XX. En la actualidad, la economía se centra sobre todo en el turismo, potenciado desde que en 1996 su casco antiguo fuese declarado Patrimonio de la Humanidad.

Cuenca conserva un importante patrimonio histórico y arquitectónico, que se extiende por toda la ciudad antigua, aunque focalizado en edificios como la Catedral o las Casas Colgadas, que se han convertido en el símbolo de la ciudad. Se caracteriza también por poseer un buen número de museos (más de 10) en el reducido espacio de la ciudad antigua. Entre ellos destacan el Museo de Arte Abstracto Español, el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha y el Museo de Cuenca.

Entre los principales eventos culturales se encuentran la Semana Santa y la Semana de la Música Religiosa.

La ciudad de Cuenca se divide en dos zonas bien diferenciadas: la ciudad antigua y la ciudad nueva.

La primera está situada sobre un cerro rocoso bordeado por las hoces del río Júcar al norte y su afluente el río Huécar al sur. Este último río desemboca en la parte baja de la ciudad antigua, poco antes del llamado Puente de San Antón. Al oeste y sur de la ciudad antigua, y separada por el río Huécar, se extiende la ciudad nueva en dirección N-S, con su centro neurálgico en la calle de Carretería. La altitud de la ciudad oscila entre los 920 metros sobre el nivel del mar de la ciudad nueva y los poco más de 1000 de la parte más alta de la ciudad antigua.

El clima de la ciudad de Cuenca es mediterráneo continental, con temperaturas frías en invierno y suaves en verano, y una importante oscilación térmica diaria durante todo el año, más acusada en los meses cálidos, en especial los estivales. Las precipitaciones son más abundantes que en su entorno debido a la orografía montañosa de la Serranía de Cuenca, por lo que se sitúan en torno a los 500 mm anuales. Presenta un mínimo de lluvias en los meses de verano. Los récords de temperatura registrados en el Observatorio de Cuenca son los 39,7° del 10 de agosto de 2012 y los -17,8° del 3 de enero de 1971, lo que le atribuye una oscilación térmica absoluta de 57,5º.

El árbol más común alrededor de Cuenca es el pino (albar, laricio y rodeno), aunque antiguamente lo fue la encina. No obstante, en las hoces del Júcar y del Huécar puede encontrarse otro tipo de vegetación, dominada por grandes arboledas de álamos, olmos y sauces.

Los primeros vestigios humanos de la provincia de Cuenca datan del Paleolítico Superior, en torno al 90 000 a. C. Las principales tribus de la zona parece que fueron en un principio los beribraces y arévacos, llegando luego los olcades, que tomaron el control de la mayor parte de la actual provincia y los lobetanos que tenían su capital en Lobetum. Ya en época romana la serranía conquense, se vio envuelta en varias de las Guerras Celtíberas. Si bien en la provincia existieron tres importantes ciudades romanas (Segóbriga, Ercávica y Valeria), la zona de la capital estuvo muy poco poblada, habiéndose hallado tan sólo vestigios de un pequeño asentamiento cercano al puente del Castellar.

El esquema poblacional romano se perpetuó a la llegada de las invasiones bárbaras, aunque ya con un declive de los centros urbanos romanos. Es durante la posterior invasión musulmana cuando aparece constancia de poblamiento en el emplazamiento actual de Cuenca. Aunque no está clara su fundación, ya existía en el año 784 la ciudad de Qūnka o Kūnka, favorecida por la base que establecieron los Banu Di-l-Nun, e integrada en la cora de Santaver. La plaza fue creciendo en importancia y población, hasta que consiguió convertirse en capital de la cora. No obstante, al caer el califato de Córdoba en 1031, quedó integrada en la Taifa de Toledo, sirviendo de puente para la conquista de los reinos de Valencia y Córdoba. Como consecuencia de la derrota de Alfonso VI en Sagrajas el rey sevillano Al-Mu’tamid aprovechó para adueñarse de Cuenca pero en 1091 los almorávides atacaron Sevilla y el rey Al-Mutamid se vio obligado a pedir ayuda al rey leonés. En 1108 Cuenca pasó al control de los almorávides tras la batalla de Uclés.

Según la tradición, Alfonso VIII puso cerco a la ciudad el día de la Epifanía de 1177 y entró triunfante en Cuenca el 21 de septiembre del mismo año. La población se distribuyó dentro de la ciudad de acuerdo con su religión: los musulmanes quedaron relegados a la zona del alcázar (actual plaza de Mangana), mientras que la judería se estableció en torno a la actual calle de Zapaterías y el resto de la ciudad se dividió en parroquias católicas. Una vez acabada la conquista, se constituyó un concejo y una sede episcopal y se llevó a cabo una campaña de repoblación, favorecida por el Fuero de Cuenca, que fue el prototipo de muchos de los subsiguientes fueros de Castilla, León, Aragón y Portugal. Alfonso X le concedió título de ciudad en 1257. Durante los siglos XIV y XV se empezó a configurar la parte baja de la ciudad, apareciendo los barrios de San Antón y de Tiradores. En el marco de las disputas entre el rey Alfonso XI y Don Juan Manuel, Cuenca llegó a formar parte durante algunos años del señorío de Villena, volviendo a pertenecer al rey cuando éste le otorgó plena amnistía al señor de Villena. La ciudad fue asediada varias veces por los aragoneses, pero nunca llegaron a tomarla.

Cuenca se convirtió en un importante nexo económico a causa, sobre todo, de la producción textil y ganadera. El comercio de paños y la producción de alfombras trajo consigo una extensa industria de transformación de lanas, calculándose que la población de la ciudad en el siglo XVI alcanzaría los 15.000 habitantes, Cuenca se convirtió en cabeza del sistema judicial y se le concedió el voto en Cortes, mientras que la bonanza económica se tradujo en una imparable actividad constructiva. Sin embargo, la epidemia de peste de 1588 fue preludio del declive que se alargaría durante todo el siglo XVII. A la epidemia le siguió una larga sequía y varias plagas de langostas que hicieron descender drásticamente la población hasta tan sólo 1.500 habitantes en toda la ciudad. De la misma manera, la subida del precio de la lana conllevó la decadencia de la trashumancia y, como consecuencia, el hundimiento de la pañería conquense. Aunque la economía se recuperó poco a poco, el siglo XVIII comenzó con otra crisis que afectó especialmente a la actividad textil y conllevó el cierre de la Casa de la Moneda y de los molinos de papel. Durante la Guerra de Sucesión Cuenca se puso del lado de Felipe V, que compensó a la ciudad añadiendo los títulos de “Fidelísima y Heroica” a los de “Muy Noble y Muy Leal, que ya ostentaba.

De los 80 telares existentes en 1735, sólo quedaban 22 en 1763. El entonces arcediano y posteriormente obispo, Antonio Palafox, decidió relanzar la industria textil, intento que resultó infructuoso dada la prohibición de Carlos IV de abrir talleres textiles, a fin de evitar la competencia con la Real Fábrica de Tapices. A lo largo del siglo XIX se conformó la ciudad actual, convirtiéndose la calle Alfonso VIII en la principal vía que comunicaba con la Plaza Mayor. Sin embargo, las agitaciones del periodo hicieron que la ciudad se mantuviera en estado precario hasta bien entrado el siglo XX. Durante la Guerra de la Independencia la ciudad resultó saqueada más de 9 veces, y la población diezmada. En 1833 se convirtió en la capital de la nueva provincia de Cuenca, al tiempo que comenzaba la Primera Guerra Carlista, que se saldó tan sólo con varias tentativas de ataque. La Segunda Guerra Carlista apenas tuvo ninguna repercusión en la ciudad, mientras que durante la Tercera fue saqueada dos veces. El segundo ataque, en 1874, fue el más cruento de todos: ardió gran parte de la ciudad y la batalla de saldó con 300 muertos, 40 de ellos civiles, y 700 heridos. En 1883 llegó el ferrocarril desde Aranjuez, lo que unido a la instalación de unas pocas serrerías ayudó a la recuperación económica, superando los 10.000 habitantes en 1900.

Si ya a finales del siglo XIX la parte alta de la ciudad deja de ser el centro económico y social, desplazándose éste a la calle Carretería (en la ciudad nueva), este cambio se ve intensificado a medida que avanza el siglo XX. Se construye el parque de San Julián sobre las antiguas huertas del Huécar y aumentan en tamaño tanto este barrio como los de San Antón y de Tiradores. El dinamismo económico que se vivió a principios de siglo promovió la aparición de algunas industrias modernas y, por tanto, de los movimientos obreros y socialistas en la ciudad. El 17 de julio de 1931, días después de proclamarse la Segunda República se constituyó el nuevo ayuntamiento. Durante la Guerra Civil Cuenca quedó del lado republicano. Los primeros días reinó el caos, produciéndose los mayores destrozos, entre ellos el saqueo del Palacio Episcopal y la Catedral, donde se quemaron los restos de San Julián. Aun así, y pese a los rigores de la guerra y los esporádicos ataques, Cuenca vivió bastante al margen de la guerra los años subsiguientes, siendo tomada por las tropas franquistas el 29 de marzo de 1939.

Los años de la posguerra son también los del éxodo rural y con él, la construcción de la Cuenca moderna, consolidándose de manera definitiva la ciudad nueva como centro de la ciudad, y quedando la ciudad antigua como barrio periférico, casi en estado de abandono en algunos puntos. En 1963 el casco antiguo de Cuenca y su entorno se declaran “Paisaje Pintoresco”, lo que, unido a la fundación en 1966 del Museo de Arte Abstracto Español en las Casas Colgadas, promueve la recuperación de este entorno y su promoción turística. El 7 de diciembre de 1996 la ciudad antigua, sus antiguos arrabales y las hoces de ambos ríos son declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En el año 1996, la “Histórica ciudad amurallada de Cuenca” fue declarada Ciudad Patrimonio mundial por la Unesco, con los siguientes lugares.

Cuenca conserva en su casco antiguo un patrimonio arquitectónico rico y bien conservado, entre cuyas características destaca su marcada integración en el marco físico. De hecho, gran parte del casco histórico es, en sí, un mirador sobre las hoces del río Júcar o del Huécar, un entorno natural de gran valor.

Este dedal lo compré en la ciudad de Cuenca en una de las tiendas que podemos encontrar en la Calle Alfonso VIII, muy cerquita del Ayuntamiento de la ciudad.

(Fecha de adquisición: 26/09/2015)

lunes, 25 de enero de 2016

244. Dedal LA CORUÑA // LA CORUÑA´s Thimble

Dedal peltre de La Coruña.
En esta nueva entrada os quiero enseñar un bonito dedal de peltre de la ciudad de La Coruña. Este dedal como podéis observar es un dedal de metal con la aleación de peltre en el que hay dos iconos de la ciudad de La Coruña como son su escudo y la famosa Torre de Hércules.

A continuación, vamos a comentar algo sobre ellos.

Escudo de La Coruña.

En el escudo de La Coruña en un campo de azur, aparece representada, de plata, la Torre de Hércules. Bajo la misma, dos tibias cruzadas también de plata y una calavera del mismo metal coronada de oro. La Torre de Hércules está acompañada por siete conchas de peregrino de oro, tres a cada lado y una en el centro de la punta.

El timbre, corona real, forrada de gules, o rojo, cerrada, que es un círculo de oro, engastado de piedras preciosas, compuesto de ocho florones de hojas de acanto, visibles cinco, interpoladas de perlas y de cada una de sus hojas salen cinco diademas sumadas de perlas que convergen en un orbe azur, con el semimeridiano y el ecuador de oro, sumado de cruz de oro.

La calavera y las tibias que aparecen en el escudo aluden al relato mítico de la fundación de la ciudad. Según esa leyenda, en el lugar en que actualmente está situada la ciudad de La Coruña, Hércules venció y cortó la cabeza a su enemigo, el rey Gerión, que había llegado desde Troya.

Hércules decidió enterrar la cabeza y levantó en ese lugar la primitiva torre como reconocimiento a su rival.

La Torre de Hércules es el elemento central del escudo de la ciudad de La Coruña desde 1521.

Torre de Hércules.

La Torre de Hércules es una torre y faro situado sobre una colina en la península de la ciudad de La Coruña, en Galicia. Su altura total es de 57 metros, y data del siglo I. Tiene el privilegio de ser el único faro romano y el más antiguo en funcionamiento del mundo. Es el tercer faro en altura de España, por detrás del Faro de Maspalomas (60 metros sobre el nivel del mar), y del Faro de Chipiona (62 metros sobre el nivel del mar). El 27 de junio de 2009 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Datos geográficos.

  • Localización: 43º23´N 8º24´W.
  • Altura: 57 metros (34 metros corresponden a la construcción romana y 21 a la restauración del siglo XVIII).
  • Altura sobre el nivel del mar: 106 metros.
  • Escalones: 234.
  • Alcance: 24 millas.
  • Destellos: grupo de 4 cada 20 segundos.

Hay varias leyendas relacionadas con la construcción de la torre de Hércules. Una de ellas cuenta que Hércules llegó en barca a las costas que rodean actualmente la Torre, y que fue precisamente allí el lugar donde enterró la cabeza del gigante Gerión, después de vencerle en combate. Esta leyenda representa la continuidad del legado romano de Hércules sobre el legado tartésico-fenicio de Gerión.

Asimismo, historiadores identificaron la torre como el lugar donde pudo haber estado situada la Torre de Breogán, una torre mitológica que aparece entre otros en el ciclo mitológico irlandés (más concretamente en el Leabhar Ghabhála Érenn), y desde la que Ith, hijo de Breogán, habría avistado las costas de Irlanda. Esta sospecha viene acrecentada por el topónimo Brigantium, que es altamente posible que derive de Breogán, y tiene sustento en la tradición de los romanos a la hora de identificar a sus propios dioses o héroes, en este caso Hércules, con los autóctonos.

La mitología dice que “hubo un gigante llamado Gerión, rey de Brigantium, que obligaba a sus súbditos a entregarle la mitad de sus bienes, incluyendo sus hijos. Un día los súbditos decidieron pedir ayuda a Hércules, que retó a Gerión en una gran pelea. Hércules derrotó a Gerión, lo enterró y levantó un túmulo que coronó con una gran antorcha. Cerca de este túmulo fundó una ciudad y, como la primera persona que llegó fue una mujer llamada Cruña (o Crunia), Hércules puso a la ciudad este nombre”.

La Torre de Hércules fue construida por los romanos como faro de navegación en el siglo I comprendida la construcción entre los reinados de Nerón y Vespasiano en función de los hallazgos de fragmentos de terra sigillata y vasos de paredes finas datables entre los años 40 y 80 de nuestra era. La inscripción al pie de la torre y las referencias documentales sobre la ciudad de Brigantium (La Coruña) revelan la existencia de un faro de la época de Trajano. En su base se encontró una piedra votiva con la inscripción en latín MARTI AVG.SACR C.SEVIVS LVPVS ARCHTECTVS ÆMINIENSIS LVSITANVS.EX.VO, lo que ha permitido identificar al arquitecto autor de la misma como Cayo Sevio Lupo, originario de Aeminium, hoy Coímbra, en Portugal.

La mención más antigua a la Torre se encuentra en el Historiæ adversvm Paganos de Paulo Orosio, escrito hacia el 415-417 d. C., que dice: “Secvndvs angvlvs circivm intendit, ubi Brigantia Gallæciæ civitas sita altissimvm farvm et inter pavca memorandi operis ad specvlam Britanniæ erigit” (“El segundo ángulo es de intención, donde se encuentra la ciudad en el más alto Galicia Farum Brigantes y uno de los pocos trabajan notable hasta el punto más alto de Gran Bretaña“).

La torre perdió, posiblemente, su uso marítimo durante la Edad Media al convertirse en fortificación.

Fue en el siglo XVII (1682) cuando el duque de Uceda encargó la restauración arquitectónica al arquitecto Amaro Antune, que construyó una escalera de madera que atravesaba las bóvedas hasta la parte superior, donde se sitúan dos pequeñas torres para soportar los fanales. En el reinado de Carlos III se realizó la reconstrucción completa. La obra neoclásica se terminó en 1791 bajo la dirección de Eustaquio Giannini.

La torre era, antes de comenzar la reforma, un cuerpo prismático con base cuadrada; en el exterior presentaba un muro de piedra con dos puertas en la parte baja y ventanas asimétricas que la recorrían hasta el piso superior, y una mordiente helicoidal que llegaba hasta la parte superior. En su interior conservaba la vieja estructura romana, pero con escaleras de madera que pertenecían a la restauración de edificio, armonizándola en su decoración con marcos superiores de puertas y ventanas.

La fachada actual de la torre es el fruto de la remodelación neoclásica efectuada en el siglo XVIII. En el año 2007, fue elegida candidata para engrosar la lista de bienes culturales Patrimonio de la Humanidad. El 9 de septiembre de 2008 se hermanó con la Estatua de la Libertad de Nueva York y el día 25 de ese mismo mes con el Faro del Morro de La Habana, el más antiguo de América y uno de los emblemas de Cuba.

El Parque Escultórico de la Torre de Hércules es un museo al aire libre que, en su recorrido, se pueden contemplar más de 15 obras de importantes artistas del siglo XX como Francisco Leiro o Manolo Paz en un gran espacio natural.

La Torre de Hércules fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad el día 27 de junio de 2009 en la ciudad de Sevilla. La candidatura a obtener esta distinción, recibió un amplio apoyo popular e institucional. La noticia fue acogida con alegría entre todos los coruñeses concentrados en la plaza de María Pita y alrededor de la propia torre, quienes aguardaron durante horas la designación.

Este dedal fue comprado en una tienda de recuerdos de la ciudad de Santiago de Compostela, esta tienda se llama Bazar Ibérico, situado en la Rúa Nova de la ciudad.

(Fecha de adquisición: 09/10/2015)

domingo, 24 de enero de 2016

243. Dedal MADRID // MADRID´s Thimble

Dedal Palacio Real de Madrid.
En esta entrada os quiero enseñar otro de los dedales de la ciudad de Madrid que tengo en mi colección. Este es un dedal de porcelana en el que podemos observar una imagen del Palacio Real de la ciudad.

El Palacio Real de Madrid es la residencia oficial del Rey de España; no obstante, los actuales Reyes no habitan en él, sino en el Palacio de la Zarzuela, por lo que es utilizado para ceremonias de Estado y actos solemnes.

Con una extensión de 135 000 m² y 3418 habitaciones (en superficie, casi el doble que el Palacio de Buckingham o el Palacio de Versalles), es el palacio real más grande de Europa Occidental.

Alberga un valioso patrimonio histórico-artístico, destacando el conjunto de instrumentos musicales conocido como los Stradivarius Palatinos, y colecciones muy relevantes de otras disciplinas como pintura, escultura y tapicería. Las salas de Estado y las colecciones artísticas están abiertas a las visitas siempre que no haya actos oficiales.

Es conocido también como Palacio de Oriente, a pesar de estar situado en la parte más occidental de Madrid, debido a su ubicación en la Plaza de Oriente, llamada así al estar situada al este del palacio. A eje con el palacio, y enfrentado, se encuentra al otro extremo de la plaza el Teatro Real.

El palacio fue construido por orden del rey Felipe V, sobre el solar dejado por el Real Alcázar de Madrid, destruido casi del todo por un incendio en 1734. Tanto los cimentos del antiguo alcázar como alguna de sus estructuras fueron utilizadas para la construcción del nuevo palacio. El episodio del incendio sirvió para justificar la sustitución del viejo edificio por un palacio acorde al gusto de la época. Su construcción comenzó en 1738, según trazas del arquitecto Filippo Juvara, quien proponía un palacio mayor pero en una ubicación diferente. Al morir Juvara, se encomendó el proyecto a su discípulo Juan Bautista Sachetti, a quien se exigió adaptar los planos de Juvara al solar del antiguo Alcázar. Otros distinguidos arquitectos españoles como Ventura Rodríguez participaron y se formaron en la cantera del nuevo palacio, a él se debe la configuración de la Real Capilla. Francesco Sabatini se encargó de la conclusión del edificio, así como de obras secundarias de reforma, ampliación y decoración. Carlos III fue el primer monarca que habitó de forma continua el palacio.

El último monarca que vivió en palacio fue Alfonso XIII, aunque Manuel Azaña, presidente de la Segunda República, también habitó en el mismo, siendo por tanto el último Jefe de Estado que lo hizo. Durante ese periodo fue conocido como “Palacio Nacional“. Todavía hay una sala, al lado de la Real Capilla, que se conoce por el nombre de “despacho de Azaña“.

El interior del palacio destaca por su riqueza artística, tanto en lo que se refiere al uso de toda clase de materiales nobles en su construcción como a la decoración de sus salones con obras de arte de todo tipo, como pinturas de artistas de la importancia de Caravaggio, Velázquez, Francisco de Goya y frescos de Corrado Giaquinto, Giovanni Battista Tiepolo o Anton Raphael Mengs. Otras colecciones destacables que se conservan en el edificio son las de la Armería Real, porcelana, relojería, mobiliario y platería.

Actualmente Patrimonio Nacional, organismo autónomo dependiente del Ministerio de la Presidencia, gestiona los bienes de titularidad pública puestos al servicio de la Corona, entre ellos el Palacio Real.

El antecedente directo del Palacio de Oriente fue el Real Alcázar, fortaleza levantada en el mismo solar donde hoy se alza la construcción barroca. Su estructura fue objeto de varias reformas —sobre todo la fachada—, pues el rey Enrique III de Castilla lo convirtió en una de sus más frecuentadas residencias, tras lo que el recinto obtiene el adjetivo de “real”. Su hijo Juan II edificó la Capilla Real y varias dependencias. Sin embargo, durante la Guerra de Sucesión Castellana (1476) las tropas de Juana la Beltraneja fueron sitiadas en el alcázar, lo que ocasionó algunos destrozos en el viejo castillo.

El emperador Carlos I comenzó con reformas en el alcázar, empleando ya una arquitectura renacentista, pero fue realmente Felipe II quien impulsó mayores obras contratando a artistas de Italia, Francia y los Países Bajos. Fue por entonces cuando se construyó la llamada Torre Dorada y la Real Armería, derribada en 1894. Felipe III, Felipe IV y Carlos II continuaron con este proyecto.

Cuando llegó al trono Felipe V de Borbón en 1700 consideró que el antiguo alcázar era demasiado austero y estaba anticuado por lo que acometió nuevas reformas. La reina María Luisa Gabriela de Saboya por su parte y la Princesa de los Ursinos redecoraron las estancias al gusto francés. El incendio parcial del Alcázar en la nochebuena de 1734 fue una buena excusa para demolerlo casi por completo (exceptuando parte de los cimientos y algunas estructuras) y construir un nuevo palacio más acorde al gusto de la época y la nueva dinastía.

La construcción del nuevo palacio se inició en 1738. Para evitar futuros incendios el nuevo palacio sería enteramente de fábrica, con cubiertas abovedadas, limitando el uso de madera únicamente a carpinterías y estructuras de cubierta.

El arquitecto Filippo Juvara, uno de los más destacados de su época, fue el encargado de dirigir los trabajos del nuevo palacio.

El italiano ideó un monumental proyecto de enormes dimensiones, inspirado en los proyectos de Bernini para el Palacio del Louvre de París; el plan de Juvara no llegó a realizarse debido a su repentina muerte. Juan Bautista Sachetti, discípulo de Juvara, fue elegido para continuar la obra de su maestro; planteó una estructura de planta cuadrada, centrada por un gran patio también cuadrado y resolviendo los distintos ángulos con cuerpos salientes, estructura que recordaba tanto el antiguo Alcázar como la tradicional forma palacial española.

Las obras concluyeron en el reinado de Fernando VI. El programa escultórico de la fachada, pensada por el Padre Sarmiento, que contó con la mano de numerosos escultores como Felipe de Castro, consistía en la coronación de la balaustrada superior con las figuras de todos los reyes de España desde tiempos de los Visigodos, así como la instalación de cuatro emperadores romanos flanqueando la portada principal.

Carlos III a la muerte de su hermanastro en Madrid, abandonó el palacio de Caserta y el reino de Nápoles, y se instaló en Madrid como nuevo rey de España. La moda, que en Italia avanzaba hacia el nuevo clasicismo, influyó al rey que decidió retirar todas las esculturas de la cornisa. Pero esta decisión no se debió solo a razones estéticas; a Carlos III le desagradaba que la estatua de su padre Felipe V estuviese emparejada con la de su primera mujer y no con Isabel de Farnesio, su madre.

Tampoco le agradaba el protagonismo de las estatuas de su hermanastro Fernando VI y Bárbara de Braganza.

Carlos IV a la muerte de su padre hizo mover la escalera principal de lugar al simétrico opuesto, para no tener que trasladar sus aposentos principescos.

Fernando VII, que estuvo muchos años preso en Francia, en el castillo de Valençay, inició una nueva remodelación de la decoración del palacio en el siglo XIX. El objetivo de esta reforma era convertir el anticuado edificio construido a la italiana en un moderno palacio al estilo francés. Según las malas lenguas, este cambio decorativo propició la fundación del actual Museo del Prado: el rey quería decorar sus salones con papeles pintados y candeleros, para lo cual retiró numerosos cuadros antiguos, que quedaron amontonados. Sería su esposa Isabel de Braganza quien impulsó la recopilación de muchos cuadros para el futuro museo.

Posteriormente el nieto de Fernando VII, Alfonso XII, siguiendo la tradición de acomodarse al gusto imperante trató de convertir el palacio en una residencia al estilo victoriano. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto José Segundo de Lema y consistieron en la transformación de varias habitaciones, la sustitución de pavimentos de mármol por parqué y la adición de mobiliario de la época.

Las restauraciones efectuadas durante la segunda mitad del siglo XX tuvieron que reparar los daños causados durante la Guerra Civil, instalar o reinstalar nuevos conjuntos decorativos y sustituir los entelados de las paredes dañados por reproducciones fieles al original.

Este dedal fue comprado en una tienda de souvenirs de la Calle Preciados de Madrid.

(Fecha de adquisición: 23/09/2015)

sábado, 23 de enero de 2016

242. Dedal ESPAÑA // SPAIN´s Thimble

Dedal resina torito.
El dedal de hoy no es otro que un dedal de nuestro país, España. El dedal del que trata esta entrada es un dedal de resina, en el que podemos observar el nombre del país al que pertenece, y en la parte superior un toro que es símbolo de muchas fiestas populares del país. Aunque yo no soy nada partidaria de estas celebraciones, pues me parecen de muy mal gusto y una falta de respecto a los animales.

España, también denominado Reino de España, es un país soberano, miembro de la Unión Europea, constituido en Estado social y democrático de derecho y cuya forma de gobierno es la monarquía parlamentaria. Su territorio está organizado en diecisiete comunidades autónomas y dos ciudades autónomas, además de cincuenta provincias. Su capital es la villa de Madrid.

Es un país transcontinental que se encuentra situado tanto en Europa Occidental como en el norte de África. En Europa ocupa la mayor parte de la Península Ibérica, conocida como España peninsular, y el archipiélago de las islas Baleares (en el mar Mediterráneo occidental); en África se hallan las ciudades de Ceuta (en la península Tingitana) y Melilla (en el cabo de Tres Forcas), las islas Canarias (en el océano Atlántico nororiental), las islas Chafarinas (mar Mediterráneo), el peñón de Vélez de la Gomera (mar Mediterráneo), las islas Alhucemas (golfo de las islas Alhucemas), y la isla de Alborán (mar de Alborán). El municipio de Llivia, en los Pirineos, constituye un enclave rodeado totalmente por territorio francés. Completa el conjunto de territorios una serie de islas e islotes frente a las propias costas peninsulares.

Tiene una extensión de 504.645 km², siendo el cuarto país más extenso del continente, tras Rusia, Ucrania y Francia. Con una altitud media de 650 metros es uno de los países más montañosos de Europa. Su población es de 46.439.864 habitantes (2015). El territorio peninsular comparte fronteras terrestres con Francia y con Andorra al norte, con Portugal al oeste y con el territorio británico de Gibraltar al sur. En sus territorios africanos, comparte fronteras terrestres y marítimas con Marruecos. Comparte con Francia la soberanía sobre la isla de los Faisanes en la desembocadura del río Bidasoa y cinco facerías pirenaicas.

De acuerdo con la Constitución española, el castellano o español es la lengua oficial del Estado y todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. En 2006, era la lengua materna del 89% de los españoles. Otras lenguas, también españolas, son reconocidas como cooficiales en diversas comunidades autónomas, conforme a los Estatutos de Autonomía.

El producto interior bruto coloca a la economía española en la decimotercera posición mundial. España es una potencia turística, siendo el tercer país más visitado del mundo, con 65 millones de turistas en 2014, y el segundo país del mundo en ingresos económicos provenientes del turismo. Es, además, el octavo país del mundo con mayor presencia de multinacionales. Tiene un índice de desarrollo humano muy alto (0,869), según el informe de 2014 de la ONU.

La primera presencia constatada de homínidos del género Homo se remonta a 1,2 millones de años antes del presente, como atestigua el descubrimiento de una mandíbula de un Homo aún sin clasficar en Atapuerca. En el siglo III a. C., se produjo la intervención romana en la Península, lo que conllevó a una posterior conquista de lo que, más tarde, se convertiría en Hispania. En el Medievo, la zona fue conquistada por distintos pueblos germánicos y por los musulmanes, asentados durante algo más de siete centurias. No es hasta el s. XV, con la unión dinástica de Castilla y Aragón y la culminación de la Reconquista, junto con la posterior anexión navarra, cuando se puede hablar de la cimentación de España, como era reconocida en el exterior. Ya en la Edad Moderna, los monarcas españoles dominaron el primer imperio colonial global, que abarcaba territorios en los cinco continentes, dejando un vasto acervo cultural y lingüístico por el globo. A principios del XIX, tras sucesivas guerras en Hispanoamérica, pierde la mayoría de sus colonias, acrecentándose esta situación con el desastre del 98. Durante este siglo, se produciría también una guerra contra el invasor francés, una serie de guerras civiles, una efímera república reemplazada nuevamente por una monarquía constitucional y el proceso de modernización del país. En el primer tercio del siglo XX, se proclamó una república constitucional y se inició una guerra civil, consecuencia de un golpe militar que llevaría al poder al general Francisco Franco. El país estuvo bajo su dictadura hasta su muerte, en 1975, cuando se inició una transición hacia la democracia, cuyo clímax fue la redacción, ratificación y promulgación de la vigente carta magna, que propugna como valores superiores del ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

En España se conserva la tradición de realizar diversos espectáculos taurinos, tales como encierros o corridas de toros, que son seña de identidad de numerosas fiestas populares.

Las plazas de toros se distribuyen por categorías. Las diez de primera categoría son: Las Ventas de Madrid; Real Maestranza de Sevilla; La Misericordia de Zaragoza; la Plaza de toros de Valencia; La Malagueta de Málaga; la Plaza de toros Monumental de Barcelona; la Plaza de toros Monumental de Pamplona; Vista Alegre de Bilbao; la Plaza de toros de los Califas de Córdoba; e Illumbe de San Sebastián.

La tauromaquia (del idioma griego ταῦρος, taūros “toro”, y μάχομαι, máchomai “luchar”) se define como “el arte de lidiar toros”, tanto a pie como a caballo, y se remonta a la Edad de Bronce. Su expresión más moderna y elaborada es la corrida de toros, una fiesta que nació en España en el siglo XII y que se practica también en Portugal, sur de Francia y en diversos países de Hispanoamérica como México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador y Costa Rica. Es también espectáculo de exhibición en China, Filipinas y Estados Unidos. Las corridas de toros han despertado diversas polémicas desde sus comienzos entre partidarios y detractores.

En sentido amplio, la tauromaquia incluye además todo el desarrollo previo al espectáculo como tal, desde la cría del toro a la confección de la vestimenta de los participantes, además del diseño y publicación de carteles y otras manifestaciones artísticas o de carácter publicitario, que varían de acuerdo a los países y regiones donde la tauromaquia es parte de la cultura nacional.

Actualmente, la actividad más conocida de la tauromaquia es la corrida de toros. En consecuencia, con la consideración de cómo se lleve la responsabilidad de la lidia y muerte del toro (si el torero va a pie o a caballo), existen dos tipos de corridas de toros; de toreros a pie y de toreros a caballo (de rejones o rejoneadores).

Normalmente, una corrida se desarrolla en tres partes, llamadas tercios, en las cuales el toro es lidiado respectivamente por los picadores, “que, montando un caballo protegido por un peto, utilizan una vara con una puya para preparar al toro para el tercio de muleta”; los banderilleros, “quienes se encargan del auxilio al matador, bregan al toro y adornan al toro colocando pares de banderillas (generalmente son tres pares)”; y el último tercio, y el más importante, el de muerte, en el que el torero lidia al toro manejando la muleta y el “ayudado” (espada de madera o de aluminio), que sostiene con la mano derecha. El torero principalmente empieza a medir la distancia del toro, lo que se llama “terreno”, para empezar a cuajar su faena, hasta empezar a meterle la cabeza en cada suerte o engaño; después coloca al burel con los cuartos delanteros parejos, para que se abra y no pinche en hueso; eso es para asegurar la estocada, y, si es correcta, a petición del presidente y el respetable, se cortan los trofeos.

El presidente es quien recompensa la actuación del torero. Al término de la lidia, el presidente enseña un pañuelo de color blanco, si el premio de la faena es para una oreja, y dos pañuelos para dos trofeos. Al principio de ella también puede enseñar un pañuelo verde si el toro no es apto para torear (cojo, cuerno mal, etc.), o uno naranja para indultarlo si el toro es de gran calidad. La opinión del público es posiblemente de más peso para los participantes: ha habido corridas en donde el público saca en hombros al torero sin que el juez haya concedido siquiera la oreja, o por el contrario: premios del presidente a pesar del descontento de los asistentes.

En España encontramos diferentes fiestas populares relacionadas con la tauromaquia, a continuación os voy a contar algo sobre algunas de ellas.

El toro de fuego.

El toro de fuego es un armazón metálico, que imita la forma de un toro, sobre cuyo espinazo se coloca un bastidor con elementos pirotécnicos. Muy utilizado en festejos de pueblos de España.

Es transportado por una persona, que tras encender una mecha, corre persiguiendo a la gente asustándoles con las chispas que van soltando sus diferentes elementos.

Este mismo juego popular es utilizado también en Paraguay y es conocido como el “toro candil”. Es típico de las Fiestas de San Juan.

En los pueblos de los andes peruanos, el armazón utilizado es de madera, y el juego es conocido como “vaca loca”, y es típico en las vísperas al día central de las festividades patronales.

En Ecuador, el juego de la vaca loca es popular y se realiza en la noche, especialmente en las vísperas de algún santo. La vaca loca es un triángulo abierto de madera para que pueda colocarse en los hombros una o dos personas. Está adornado con papel de varios colores, y lleva a los costados fuegos artificiales, voladores, que son carrizos con pólvora que al ser encendidos salen disparados. En la parte superior tiene dos cuernos, que en varias ocasiones son de verdad; es decir, de toros o vacas.

Al son de la banda de pueblo sale la vaca loca y persigue a las personas que se encuentran concentradas en el centro de una plaza tratando de sorprender a los distraídos. La gente corre y se divierte por la emoción y bulla que se produce.

De igual manera se realiza en El Salvador pero con el nombre de torito pinto, especialmente el día en que corresponde la quema de pólvora de una fiesta patronal.

El toro ensogado.

Se celebran fiestas en honor a San Marcos, con el toro “ensogao” como protagonista, entre los días 22 al 25 de abril en el municipio de Beas de Segura (Jaén), con una tradición centenaria. Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía.

El preámbulo de las fiestas va aparejado con el desarrollo de los Ciclos Culturales Taurinos de San Marcos en Beas de Segura, que se vienen celebrando desde el año 1995.

Las Fiestas del toro enmaromado Benavente, Zamora. “Fiestas de Interés Turístico Regional” y “Festejo Taurino Tradicional”, aunque se están realizando los trámites necesarios para que sea declarada de interés turístico nacional.

Se celebra el día antes del corpus, donde los mozos corren agarrados a una larga maroma sujeta a las astas del toro

Bous al carrer.

El toro embolado en un festejo tradicional de España, en el que se colocan a un toro en sus astas dos bolas de fuego. No se conocen realmente sus orígenes, pero junto a otros festejos taurinos en los que no se le da muerte al animal pueden tener su origen en la civilización minoica. Como se recogen en muchos frescos y cerámicas. La zona de mayor actividad se encuentra en la Comunidad Valenciana, actualmente se está intentado regular dichas actividades, acogiéndose con el calificativo de Bous al carrer. También en otras regiones existen festejos similares como el toro de ronda en Aragón.

Festa do boi.

A Festa do Boi de Allariz es un festejo que se celebra el día de Corpus Christi y consiste en soltar un buey que recorre las calles de esta población de Galicia. Fue recuperado en 1983 basándose en antiguas leyendas populares de origen judío.

Sokamuturra.

Sokamuturra es una expresión en vascuence que designa a un espectáculo popular taurino, equivalente del toro enmaromado o toro ensogado, que se celebra tradicionalmente en diversas localidades del País Vasco.

Diferentes crónicas atestiguan su celebración, normalmente a la ocasión de alguna festividad local, desde antiguo. En el siglo XVII es descrito en San Sebastián, donde se mantuvo hasta su prohibición por la corporación municipal en 1902. La soka-muturra es “sacada” en Azpeitia por las fiestas de San Ignacio en 1715, mientras que en Éibar se relaciona en las crónicas de 1815. En Bilbao es descrita como una de las diversiones favoritas de la población hacia 1730, en la “Historia General del Señorío de Bizcaya” de Labayru.

Los encierros.

El encierro consiste en correr delante de una manada no muy numerosa de toros, vaquillas o novillos, entre los que puede haber también cabestros que dirijan a la manada. Por lo general, los mejores corredores intentan correr lo más cerca posible de los toros, pero sin llegar a tocarlos.

Las capeas.

Festejos taurinos populares que suelen celebrarse en muchos pueblos de España. Consiste en la suelta de reses de lidia para recreo de la afición. El recinto donde tienen lugar es una plaza de toros fija o portátil y puede ser también una plaza del pueblo cerrada con carros u otras barreras provisionales. Por regla general las reses que se lidian son erales o vaquillas, pero en algunas ocasiones se han lidiado también cuatreños. Las reses se deben sacrificar después del festejo y nunca en presencia del público. El motivo del sacrificio es que estas reses, tras la capea, aprenden y en posteriores capeas pueden ir a por la gente, más que al capote.

El toreo cómico.

El toreo cómico o charlotadas, aunque denostado por los puristas, fue un género taurino muy popular.

Consistía en la introducción de números circenses de payasos mientras se lidiaban novillos o vaquillas.

Generalmente participaban payasos toreros que realizaban recortes de forma cómica y parodiaban la lidia o simulaban estorbar a un torero serio.

Los concursos de recortes.

Los concursos de recortes están formados por jóvenes que se enfrentan a cuerpo limpio y por turnos a animales en puntas, con el fin de arrimarse al máximo al asta del mismo para alzarse con el primer puesto.

Este dedal fue comprado en la tienda “Breogán Souvenirs“, de la que ya os tengo hablado porque muchos de mis dedales de la ciudad de La Coruña son comprados en esta tienda. La podemos localizar en la Plaza María Pita de la ciudad de La Coruña, donde también podemos encontrar la Casa Consistorial.

(Fecha de adquisición: 15/10/2015)