domingo, 13 de diciembre de 2015

204. Dedal FUERTEVENTURA // FUERTEVENTURA´s Thimble

Dedal resina Fuerteventura. Islas Canarias.
En la entrada de hoy me gustaría enseñaros el último dedal que me queda por enseñaros de la isla canaria de Fuerteventura. Este dedal vuelve a ser otro de los dedales que me regalaron mi amiga Sonia y su novio Rubén en el viaje que han realizado a esta isla. El dedal sobre el que va a tratar esta entrada, es un dedal de resina en el que podemos ver una puesta de sol en la isla.

Fuerteventura es una isla española del archipiélago de Canarias, situada en el océano Atlántico, a 97 km de la costa noroeste de África. El 26 de mayo de 2009 fue declarada en su totalidad reserva de la biosfera por la Unesco.

Pertenece a la provincia de Las Palmas, una de las dos que componen Canarias, comunidad autónoma de España. La capital de la isla es Puerto del Rosario (Puerto Cabras hasta 1956), donde se encuentra el Cabildo Insular, que es el gobierno de la isla.

El nombre indígena de la isla, antes de su conquista en el siglo XV, era Erbani, con sus dos comarcas (Jandía y Maxorata), de donde deriva el gentilicio majorero (originalmente majo o maxo). Fuerteventura es la isla más extensa de su provincia, la segunda de Canarias y la de mayor longitud del archipiélago. Es, desde el punto de vista geológico, la isla más antigua del archipiélago.

Fuerteventura junto con la isla hermana de Lanzarote son las más áridas de las Islas, además es la más cercana a la costa africana (97 km). Tiene una superficie de 1.659 kilómetros cuadrados, por lo que se trata de la segunda isla más extensa del archipiélago tras Tenerife y la de mayor longitud de Canarias al superar los más de 100 km de norte a sur. Al noroeste, a sólo 6 km, se halla la pequeña Isla de Lobos, perteneciente a Fuerteventura, con una superficie de 4,58 kilómetros cuadrados.

Fuerteventura exhibe extensas planicies, fruto de un intenso proceso erosivo a lo largo de su historia. Es la isla más antigua del archipiélago, habiendo experimentado numerosas erupciones volcánicas. Según establece la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos, 47.695 ha de la isla de Fuerteventura están ocupadas por 13 espacios naturales protegidos, como las zonas cubiertas de lava del Malpaís Grande y Chico, el lugar de interés científico localizado en el Saladar de Jandía o el monumento natural de la Montaña de Tindaya, por ejemplo.

En la zona central se encuentra el macizo de Betancuria, con una cota máxima de 762 m en el Pico de la Atalaya. Al sur se hallan el istmo de la Pared y la península de Jandía, con el Pico de la Zarza a 807 m de altitud. Este último es el monte más elevado de la isla.

La longitud de costa de Fuerteventura es de casi 326 kilómetros, de los cuales 77 son de playa, lo que la sitúa en segundo lugar en cuanto a longitud del litoral, tras Tenerife, y en primer lugar en lo que respecta a perímetro de playas de las islas. En torno a las dos terceras partes de las playas son largas y de arena blanca o negra, siendo el resto de cantos rodados o mezcla de cantos y arena.

Pájara, al sur, cuenta con 136 km de costa. En el municipio se encuentran las playas de la Península de Jandía, las más extensas de Canarias, que van desde Costa Calma, pasando por EsquinzoButihondo, Morro Jable y el Puertito de la Cruz, hasta la Punta de Jandía, por la zona de Sotavento y desde la Punta de Jandía, pasando por Cofete hasta La Pared, por la zona de Barlovento. Al norte, con 90 km, La Oliva es el segundo municipio en longitud de costa de la isla, donde destacan las dunas de Corralejo, El Cotillo y Majanicho. La costa está jalonada por varios faros, entre los que destaca el Faro de La Entallada por su arquitectura y por sus 196 m de altitud sobre el nivel del mar, que lo convierten en uno de los más elevados de las islas.

El clima es subtropical árido y las temperaturas permanecen casi constantes durante todo el año (20,4 °C de temperatura media). Las precipitaciones son escasas en la mayor parte de la superficie de la Isla, existiendo algunas excepciones, como el Macizo de Betancuria, Cordillera de Jandía, y los altos de las montañas de El Cardón, La Muda y El Aceitunal. Fuerteventura, junto con Lanzarote son las islas más áridas del Archipiélago Canario. Debido a la baja altitud que presentan estas islas no retiene las masas de aire húmedo, como sucede en otras islas del archipiélago. También la cercanía de la zona de altas presiones de las Azores determina el clima en Fuerteventura. Los vientos dominantes son del noreste o del norte.

El clima en el Macizo de Betancuria (762 m), la Cordillera de Jandía (807 m), y los altos de las montañas de El Cardón (616m), El Aceitunal (686 m) y La Muda (689 m), presentan notables diferencias pluviométricas y térmicas con respecto al resto de la isla. Las formaciones de nubes son más frecuentes y la humedad más destacable.

Un fenómeno común a todas las islas pero con mayor incidencia en las orientales, debido a la proximidad de la costa africana, es la calima, nombre por el que se conoce en Canarias al polvo en suspensión generado por las tormentas de arena del Sahara, que llega a las islas traído por el siroco.
Fuerteventura se caracteriza por la escasa referencia visual de vegetación. La flora en la isla no es abundante, a pesar de que existen gran cantidad de endemismos, debido a las peculiaridades del clima. Destacan como formaciones más frecuentes el matorral y los líquenes. También la aulaga, el verode, las tabaibas y los cardones. Las palmeras y tarajales se concentran en los cauces de los barrancos y valles. En el Pico de la Zarza se encuentra un endemismo vegetal muy valioso, Ononis christii, de muy bella inflorescencia.

El saladar se encuentra en las zonas inundadas periódicamente por la marea, dando lugar a elementos halófilos. Aquí destacan El Salado, el Matomoro y la Uva de Mar. Su ecosistema más destacado son los saladares del Sitio de Interés Científico de la Playa del Matorral, espacio protegido por el Gobierno de Canarias desde 1994.

En cuanto a la fauna, lo más destacable son las numerosas especies de aves, muchas de ellas migratorias. Así tenemos a la hubara canaria, la pardela, el guirre, la aguililla, el cernícalo, al chorlitejo grande, al chorlito gris, a la garceta, el corredor, la abubilla, etc.

El guirre o alimoche común es la única especie de buitre que habita en Canarias y está considerada como especie en extinción según el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias. Actualmente se calcula que su población ronda los 150 individuos en Fuerteventura y una pareja en Lanzarote. En la actualidad hay en marcha un Proyecto Life de la Unión Europea cuyo objetivo es la conservación de esta ave. Para ello se pretenden eliminar en lo posible los peligros que la amenazan, que básicamente son las líneas de alta tensión, el envenenamiento por el plomo de los perdigones utilizados para cazar y las molestias ocasionadas por el turismo. También se pretende vigilar las áreas de nidificación para evitar muertes prematuras de los pollos y la creación de comederos controlados a fin de que no les falte alimento.

El caso de la pardela también es especial. La pardela cenicienta (Calonectris diomedea), que es una de las dos subespecies de pardela más comunes en Canarias, es una ave migratoria con un ciclo de vida no muy largo, que se reproduce una vez al año, con puestas de solo un huevo cada vez. Entre mediados de octubre y noviembre, los pollos suelen abandonar los nidos, por lo que resultan muy vulnerables en ese momento. Además, en su primer vuelo hacia el mar, pueden desorientarse por la contaminación lumínica y chocar con gran cantidad de obstáculos. Esta subespecie de pardela es una ave protegida de interés científico, por lo que anualmente se lleva a cabo una campaña de rescate en la que intervienen tanto las autoridades locales como la Guardia Civil.

Por otro lado podemos encontrar en la isla, además de los animales domésticos, erizos, lagartos, murciélagos, tortugas, conejos, etc.

En el momento de la conquista, la isla estaba dividida en dos reinos aborígenes, unos seguidores del rey Guize y otros de Ayoze. Los territorios de estas tribus eran Maxorata (al norte) y Jandía (al sur), separados por una muralla (de la que aún se conservan restos) en el istmo de La Pared. El nombre antiguo de la isla, Erbania, hace referencia a esta muralla.

La isla se conocía desde mucho antes que tuviera lugar la conquista castellana. Se habían llevado a cabo una serie de expediciones por parte de mallorquines, catalanes, portugueses, genoveses, etc. ya que las potencias se disputaban el derecho de conquista. La conquista de las islas comienza en 1402, comandada por los normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, y afrontada solo por 63 marineros de los 283 iniciales, después de que tuvieran lugar numerosas deserciones. Tras llegar y asentarse en Lanzarote, la expedición lleva a cabo las primeras incursiones en la isla vecina. En 1404, Bethencourt y Gadifer fundan Betancuria, cuyo valle se convirtió en el primer asentamiento de la isla, convirtiéndose posteriormente en la capital, sede de diversos órganos gubernativos, religiosos y administrativos. Gadifer, afrontando numerosas dificultades, tras la partida de Bethencourt hacia la península para buscar el reconocimiento y apoyo del rey de Castilla, tomó la iniciativa de la conquista.

Al regreso de Bethencourt, se produce la ruptura de los socios y Gadifer abandonaba las islas. En pocos años (1405), Fuerteventura quedó controlada tras un periodo de convivencia entre conquistadores y aborígenes. El primer recuento de población la cifra en unos 1.200 habitantes. A partir de ahí, la población se va extendiendo gradualmente. En 1476 el territorio pasa a ser el Señorío Territorial de Fuerteventura, dependiente de los Reyes Católicos.

La isla sufrió el acoso por parte de varias incursiones piratas. En 1593 una expedición berberisca invadió la isla arrasando la capital. Para evitar este tipo de ataques se construyeron varios castillos a lo largo de la costa, a la par que la población se alejaba de ésta. Por esas fechas, llegan a Fuerteventura el primer Capitán General que se hace cargo de la defensa de la isla en nombre de la corona y el nombramiento de los Sargentos Mayores. La Parroquia Matriz, de la que dependía toda la isla, se encontraba en Betancuria.

El Regimiento de Milicias se crea en 1708 y su coronel asume las competencias de Gobernador de las Armas, cargo de carácter vitalicio y hereditario en manos de la familia SánchezDumpiérrez, que va adquiriendo cada vez más poder al residir en otras islas la familia Arias de Saavedra, Señores de Fuerteventura. Ese mismo año, la Parroquia Matriz crea las Ayudas de Parroquias de La Oliva y Pájara, que pondría en marcha en 1711. El 17 de diciembre de 1790 se crea la Ayuda de Parroquia de Tuineje, que tras la nueva división parroquial del 23 de junio del año 1792 a cargo del obispo Tavira, abarcaría incluso parte de la península de Jandía, con una población de unos 1.670 habitantes. En 1780 se introduce en la economía el cultivo de la barrilla.

En 1739 estalla la guerra entre el Reino de Gran Bretaña y España y la isla se ve sometida de nuevo a constantes ataques corsarios, que capturaban botines y navíos civiles que luego eran vendidos en la isla de Madeira. El 13 de octubre de 1740, desembarca un corsario inglés en la zona del actual Gran Tarajal y saquea la zona camino de Tuineje y su iglesia. El Teniente Coronel Sánchez Umpiérrez sale a su encuentro con lugareños reclutados para la ocasión, y los derrota en la batalla de El Cuchillete, matando a 33 de los 53 soldados desembarcados y capturando al resto. Al mes siguiente, el 24 de noviembre, 55 corsarios desembarcaron en la misma zona y con idénticas intenciones. Esta vez se enfrentaron a una tropa más numerosa y mejor preparada en la Batalla de Llano Florido o Batalla de Tamasite, en la que los majoreros no hicieron prisioneros.

Los Coroneles, de la familia CabreraBethencourt, trasladan su residencia de Betancuria a La Oliva, en el año 1742, estableciéndose en la llamada Casa de los Coroneles en unos tiempos en los que el poder del señorío ya no es tan importante, y poco a poco asumen el poder civil, nombrando o destituyendo cargos del cabildo establecido en aquella época.

En 1812 las Cortes de Cádiz iniciaron una serie de cambios entre los que se incluía la abolición del señorío, pasando la isla a integrar la provincia española de Canarias. También se contemplaba la creación de nuevos municipios, estableciéndose en Fuerteventura uno por cada parroquia existente en aquel momento. Así surgieron Antigua, Betancuria, Casillas del Ángel, La Oliva, Pájara, Tetir y Tuineje, siendo Puerto de Cabras dependiente de Tetir.

Años después, el 30 de diciembre de 1834, mediante Orden Gubernativa, se crea el municipio de Puerto Cabras, independiente de Tetir, comenzando a funcionar como tal el 1 de febrero de 1835 con Lázaro Rugama Nieves como primer alcalde. El cargo hereditario de los coroneles pasa ese año a la familia LaraCabrera, que lo mantendría hasta 1870. También durante ese año, se delimitó el término municipal, entregándose oficialmente el 13 de febrero de 1836. Diez años después, el 12 de agosto de 1846 los municipios de Casillas del Ángel, Puerto de Cabras y Tetir, ratificaron el deslinde. Poco a poco se van instalando en Puerto Cabras, las distintas instituciones de la administración y el gobierno, convirtiéndolo en capital en 1860, sustituyendo a Betancuria, capital de la isla hasta entonces.

En 1940 se iniciaron las obras de un aeródromo militar en Tefía, que se abriría al tráfico comercial en el año 1959. La distancia de la capital y el aumento de los vuelos comerciales, hicieron que las autoridades buscasen emplazamiento para un nuevo aeropuerto. En 1952 se cerraron las instalaciones de Tefía y comenzaron a usarse las de Los Estancos, a 5 kilómetros de la capital.

El 19 de febrero de 1954 el Consejo de Ministros aprueba la Carta Económica Municipal de los ayuntamientos de Fuerteventura, permitiendo el saneamiento de las economías municipales. En esta época, empieza a plantearse la necesidad de cambiar de nombre a Puerto Cabras, cambio que se aprueba en el Consejo de Ministros el 16 de marzo de 1956, pasando a llamarse Puerto del Rosario, nombre que mantiene actualmente.

Entre 1954 y 1966 Fuerteventura sirvió como emplazamiento del campo de trabajo de Tefía, donde fueron confinadas más de un centenar de personas condenadas a trabajos forzados por su homosexualidad en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes y de Peligrosidad y Rehabilitación Social.

Durante los años 1960, muchos majoreros emigran a otras islas y al Sahara y la capital va creciendo poco a poco debido a la llegada de gente procedente de los pueblos del interior. La localización de las instalaciones aeroportuarias llevan a la búsqueda de un nuevo emplazamiento para el aeropuerto insular que finalmente se sitúa en El Matorral, que sería inaugurado en 1969. Un Fokker F27 haciendo el trayecto de Las Palmas de Gran Canaria (LPA) a Fuerteventura (FUE) y con destino a Lanzarote (ACE) fue el primer avión que tomó tierra en las nuevas instalaciones aeroportuarias de la isla. Los vuelos internacionales desde Fuerteventura comenzaron en 1973, vuelos que irían incrementándose año a año.

Tras la muerte de Franco y con la descolonización del Sahara, en 1975, el Tercio Don Juan de Austria 3º de la Legión, al mando del Coronel Pallás, llega a Puerto del Rosario, permaneciendo en la isla hasta 1995. No fue bien recibida por la mayoría sus habitantes, la llegada de la Legión trajo, problemas y conflictos prácticamente inexistentes hasta la fecha en la Isla.

En 1992 se hizo necesaria una total remodelación de las instalaciones aeroportuarias. Hacia 1994 se comenzaron las obras de ampliación que incluían una nueva terminal de pasajeros, la ampliación de la plataforma de aeronaves, una central eléctrica y la nueva carretera de acceso. En 1994 el transatlántico estadounidense American Star, de 220 metros de eslora, naufragó en la costa de la isla, en el término municipal de Pájara.

2001 fue un año en el que la antigua terminal del Aeropuerto de Fuerteventura, hoy derribada, se hizo tristemente famosa por convertirse en un centro para inmigrantes. El estado de las instalaciones, los medios para vigilarlas, la masificación, la incomunicación con el exterior y las condiciones de insalubridad en que se encontraban las personas allí confinadas y sus vigilantes, provocaron las protestas de los más diversos colectivos. Human Rights Watch llegó a decir que las nefastas condiciones de detención habían adquirido proporciones de emergencia.

(Fecha de adquisición: 20/08/2015)

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